En el año 1992 nacía el NAFTA (North American Free Trade
Agreement), un acuerdo firmado por Canadá, Estados Unidos y México.
En ese entonces, la finalidad era alcanzar una sociedad para
fomentar el intercambio de bienes y servicios entre estos tres países y crear
una Zona de Libre Comercio. El acuerdo entró en vigencia el Primero de enero de
1994.
Del mismo modo, se buscó lograr la eliminación de las
barreras arancelarias entre los países miembros, con la propuesta de hacerlo en
forma progresiva, poniendo un plazo final de quince años; haciendo especial
hincapié en los automóviles y autopartes, textiles, agricultura y productos de
computación.
También quisieron mejorar la situación de la Propiedad
Intelectual y la liberalización de las inversiones para otorgarle mayor
dinamismo y efectividad al bloque.
Ahora bien, si nos preguntamos cuáles fueron los resultados
de este acuerdo (tanto positivos como negativos), deberemos primero segmentarlo
en cada uno de los países que lo conformaron.
-México: es el
país que presenta los datos más dispares, con grandes beneficios en algunos
sectores, pero también grandes pérdidas en otros.
La industria automovilística es, posiblemente, la gran
ganadora del NAFTA en el país azteca. Antes del acuerdo, contaba con trece
plantas y actualmente cuenta con más de treinta, con un crecimiento de más del
diez por ciento anual en esta actividad, superando el crecimiento del total de
exportaciones del país.
Estos datos demuestran que México se convirtió en un gran
ensamblador, a través del modelo de las maquilas.
Del lado opuesto de la moneda, el mayor perdedor de México
fue la industria de los juguetes. Antes del Tratado, el ochenta por ciento de
los productos de venta doméstica eran de origen nacional y, para fines de la
década del noventa, esos números ya no se mantenían, porque la globalización
estaba aplastando al sector.
Otra economía afectada en México fue la agrícola, debido a
que se importó mucho más desde los Estados Unidos, y algunos sostienen que eso
generó más pobreza en el país hispano parlante y menos probabilidades de
conseguir empleos.
-Estados Unidos: en
contrapartida con lo que pasó en México, el Tratado generó una caída en los
puestos de empleos del sector automovilístico en los Estados Unidos y generó
beneficios y mejores condiciones a los empleos del sector agrícola.
Recordemos entonces, la quiebra de Detroit en 2013. Las
grandes fábricas decidieron trasladar parte de su producción al país azteca,
generando despidos en masa en esta ciudad.
La mayoría de los puestos de trabajo que se perdieron en el
país del Tío Sam, migraron hacia México como consecuencia del NAFTA.
También sufrió grandes pérdidas en puestos de trabajo en lo
que respecta a la industria tecnológica.
Pero por supuesto, no todas fueron malas noticias, desde el
punto de vista comercial, el NAFTA le brindó al país un aumento del 330% de las
exportaciones hacia México. Para el año 2011, alcanzaron los 223.000 millones
de dólares, generando más de cinco millones de puestos de trabajo.
-Canadá: El
Consejo de Negocios de Canadá presentó un Informe en el que hablaba sobre las
ventajas que le brindó al país la creación del NAFTA.
El consejo está compuesto por las ciento cincuenta empresas
más importantes del país, que emplean casi a dos millones de canadienses y
representan a más de la mitad del valor de la Bolsa de Valores de Toronto.
Este informe asegura que el crecimiento del comercio
internacional entre Canadá y México fue de más de quinientos por ciento,
especialmente en lo que refiere a la industria automotriz.
Con respecto a las relaciones con los Estados Unidos,
sostienen que más de nueve millones de puestos de trabajo de Norteamérica
tienen relación directa a negocios con empresas canadienses.
Según ellos mismos, Canadá es el principal socio comercial
de los Estados Unidos.
Luego de esta breve introducción sobre el NAFTA, citaremos
uno de los postulados de Donald Trump que lo llevó a la presidencia: “se trata
del peor acuerdo comercial de la historia”.
Fiel a su estilo tremendista, el presidente de los Estados
Unidos trabajó arduamente para terminar con ese acuerdo, ya que el consideró
que funcionaba en contra de los intereses del país, haciendo perder puestos de
trabajo que migraban hacia México.
De este modo, se fue forjando el T-MEC.
Así, tras duras negociaciones, el día 10 de diciembre del
año 2019, se firmó este nuevo acuerdo, matando al NAFTA, tan criticado por el
Presidente Trump.
Estados Unidos pretendía, con este nuevo acuerdo, poner
veedores que controlen las actividades realizadas por las empresas mexicanas pero
finalmente se llegó a un consenso entre las tres partes involucradas, creando
un comité que cumpla esta función pero con representantes de todos los países
involucrados, y no sólo el norteamericano.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se
mostró muy conforme con el T-MEC: “si hay inversión, hay crecimiento; si hay
crecimiento, hay bienestar; si hay bienestar, hay paz y tranquilidad”.
El nuevo acuerdo impulsado por Donald Trump, le trae
aparejado una serie de obligaciones al país azteca, como por ejemplo, la mejora
del sistema sindical en el país, apadrinada por una Reforma Laboral Nacional.
De este modo, los trabajadores podrían afiliarse al
sindicato que deseen o, incluso no afiliarse a ninguno.
Los sindicatos contarán con la ventaja de que se les
garantizará que las empresas no puedan controlarlos, ejerciendo el estado un
rol regulador, con la idea de que ninguna de las dos partes (empresas y
empleados) cuente con ventajas sobre la otra.
El comité regulador compuesto por Canadá, Estados Unidos y
México, buscará controlar entonces que los trabajadores mejoren sus condiciones
laborales pero además, el impacto que posee determinada industria sobre el
medio ambiente.
Así, se espera que la producción se estandarice mucho más,
tratando de lograr mejores condiciones laborales para la población mexicana y
una contribución a la estabilidad económica del país.
En detrimento de la mejora de las condiciones laborales para
México, se debe tener en cuenta que eso puede producir movilidad del capital,
retirando las inversiones que ya existen sobre este país, si consideramos que
la mano de obra barata era un factor clave para montar fábricas allí. Estas
industrias podrían migrar a países más baratos, por eso el T-MEC tendrá que
focalizar en no permitir que pase esto.
Pero no se puede dejar de lado que la gran ventaja que posee
México es que comparte toda la frontera sur continental de los Estados Unidos,
reduciendo los costos de logística, como ya pasaba con el NAFTA.
Desde el punto de vista arancelario, el T-MEC es muy similar
al NAFTA, aunque se profundizo en cuestiones de e-commerce y productos
tecnológicos.
Estados Unidos consiguió la ventaja adicional de que Canadá
permitiera un número (menor al cuatro por ciento) de apertura a productores
lácteos estadounidenses, situación que no existía con el antiguo acuerdo.
También se estableció un Valor de Contenido Laboral y un
Valor de Contenido Regional, definiciones que tampoco se consideraban en el
NAFTA.
El Valor de Contenido Laboral (VCL) será inicialmente del
treinta por ciento, compuesto por: materiales y mano de obra con salarios altos
(15%), tecnología (10%) y montaje (5%). Por lo pronto, este VCL tendrá vigencia
hasta junio del 2021.
Luego estos porcentajes irán subiendo, hasta llegar al
cuarenta por ciento, según apunta el T-MEC.
Concretamente, esto quiere decir que el cuarenta por ciento
del valor de fabricación del producto final (automóviles) deberá contar con
salarios no inferiores a 16 dólares por hora.
Recordemos que la industria automotriz fue uno de los puntos
más destacados del NAFTA, y es por eso que el nuevo tratado determina también
el Valor de Contenido Regional (VCR) en ese sentido (con una incidencia del
75%).
De este modo, para poder acceder al beneficio del libre
comercio previsto por el T-MEC, se deben
considerar respectivamente el VCL y el VCR. Pero además, el 70% del acero y el
aluminio de la unidad producida deberá proceder de la propia América del Norte.
A pesar de que algunos sostengan que este acuerdo
beneficiará solo a los Estados Unidos, desde México aseguran que será de vital
importancia para mejorar las condiciones económicas de su propio país en la
salida de la crisis del Coronavirus.
Actualmente, México exporta a Estados Unidos automóviles,
productos tecnológicos, tractores y cerveza. Por su parte, las exportaciones a
Canadá se tratan en mayor medida de automóviles, productos tecnológicos,
tractores, aguacates y diversas mercancías para la fabricación de aeronaves.
Con respecto a las importaciones, lo que más recibe México
de los Estados Unidos son combustibles y gas, motores y maíz. Mientras que
desde Canadá llegan en su gran mayoría carnes de cerdo, aluminio, algunos tipos
de semillas, autopartes y propano.
Para despejar todas las dudas sobre el nuevo acuerdo del
T-MEC, el gobierno mexicano ha hecho una publicación denominada “Reporte T-MEC”
que se puede descargar en forma gratuita desde el sitio oficial www.gob.mx.
En el mismo sentido, López Obrador sostuvo que el Tratado
atraerá a grandes inversores a los tres países firmantes mientras se respetan
sus soberanías.
Desde el punto de vista de los Estados Unidos, el presidente
Donald Trump aseguró que se trata de “El mejor y más importante acuerdo
comercial hecho nunca por nuestro país”.
No hay dudas de que el acuerdo beneficia ampliamente la
postura que el primer mandatario norteamericano sostiene desde antes de ser
Presidente. Según el, el NAFTA era “lo peor”, y ahora el “T-MEC” es “lo mejor”.
Sus intereses parecen estar resguardados con este nuevo pacto, que tendrá una
duración de dieciséis años y será revisado cada seis años.
Los países miembros del T-MEC se comprometen además a
mantener el tipo de cambio de acuerdo al mercado y a no intervenir mientras el
acuerdo tenga vigencia.
Así mismo, con el
paso de los años, iremos analizando cómo avanzan Canadá, México y Estados
Unidos en el marco de este nuevo acuerdo, preparándose especialmente para “luchar”
contra China y sus aliados.
Artículo escrito por Francisco Cardinali