Henry Ford fue uno de los empresarios más importantes de
todos los tiempos. Por su creatividad y por su forma de entender los negocios.
Tras los años, fue el mentor de grandes empresarios, entre ellos,
Kiichiro Toyoda, el fundador de Toyota y Steve Jobs, de Apple y Pixar.
Ford nació en Michigan el 30 de julio de 1863, y se crió en
Detroit en la granja de su familia, sumamente pobre.
A los diez años de edad, Henry vio por primera vez una máquina
de vapor que se utilizaba para diversas actividades en el campo.
De este modo, el joven niño prodigio, aprendió a utilizar
esta máquina que, según él mismo, fue la que amplió su visión sobre el futuro.
Su atracción por el motor y los engranajes, lo convirtieron
a la corta edad de quince años en reparador de relojes, comenzando por uno que
le dio su propio padre. Rápidamente, se corrió la voz de las habilidades del
muchacho para solucionar inconvenientes referidos a las máquinas.
Unos años más tarde, viajó a la ciudad de Detroit a estudiar
para maquinista y en 1882, volvió a la granja familiar para manejar las máquinas
agrícolas, convirtiéndose en un experto en la materia.
En el año 1891, ingresó a trabajar como ingeniero en Edison,
y allí consiguió el dinero necesario para gestar el proyecto que empezaba a
tener en mente.
Como todo visionario, su primera compañía fue un fracaso. El
nombre de aquella firma fue “Detroit Automobile Company”, empresa que duró
apenas dos años.
Henry Ford era un creador, y no se preocupaba por las
ventas, su oficio consistía en mejorar los productos. Y eso era precisamente lo
que hacía todos los días: buscar el mejor auto.
Así nació la Henry Ford Motor Company, la empresa que
trataría de fabricar autos de carrera que, como no podía ser de otro manera, el
propio Henry presentaba en competiciones en las que el mismo conducía.
Sin embargo, como pasa siempre en la historia de los grandes
emprendedores creadores, los capitalistas inversores presionaban a Ford para
que su producto, su auto de carrera, se transformara en algo de atracción a los
consumidores. En fin, buscaban ventas. De más está repetir que a Henry solo le
importaba crear grandes cosas, de allí la admiración de Steve Jobs hacia su
persona.
Finalmente, en el año 1902, los socios destituyeron a Ford
del mando y pusieron a un directivo por encima de él, lo que produjo la renuncia
del soñador quien se retiró del proyecto teniendo en mente que nunca más iba a
trabajar en relación de dependencia.
Ese mismo año, y con lo que quedó de esa firma, nació la
mítica Cadillac, con la idea del empresario William Murphy. El nombre Cadillac
surgió del apellido del fundador de Detroit.
Curiosamente, hoy Cadillac pertenece a General Motors, y
sigue compitiendo con Ford, la corporación que dejó el legado de Henry.
Sin bajar los brazos y con un nuevo proyecto en mente, en
1903, Ford crea la empresa que cambiará el mercado automovilístico y los
paradigmas de la producción industrial: la Ford Motor Company.
Si bien era un apasionado ingeniero desarrollador de autos
de carrera, en algunos años empezó a cambiar su mentalidad hacia el mercado, lo
que le permitió plasmar sus conocimientos en algo que le genere utilidad a la
humanidad.
Es así que, el 1 de octubre de 1908, el mundo veía nacer una
revolución mundial, el Ford T. el vehículo llegó a ocupar el cincuenta por
ciento del mercado de los Estados Unidos, y en unos veinte años, logró vender
más de quince millones de unidades.
Ford Motor Company logró instalar el automovilismo en la
cabeza de los consumidores norteamericanos, además de mejorar la calidad en le
producción de sus industrias: todo se hacía en su empresa. Ingresaban materias
primas y salía un Ford T terminado.
EL EMPRESARIO AMADO DEL SOCIALISMO TRADICIONAL
Los amantes del socialismo suelen discutir en forma polémica
con los dueños del capital, pero este no fue el caso de Henry Ford. Sencillamente,
innovador en cuanta situación se proponía, era un defensor acérrimo del estado
de bienestar y de la sociedad de consumo.
De este modo, los mejores salarios de los Estados Unidos se
pagaban en su empresa, lo que atrajo a los mecánicos más competentes de la
nación.
Siempre en favor de los Derechos Sociales y de la justicia
social, creía que el Estado debía proveer de ciertas ayudas a la sociedad, y
por ello se lo vinculó al Partido Democráta, aunque también a los nazis, luego de
la publicación del polémico libro “El judío internacional: el principal
problema del mundo”, que más tarde él desconociera haber escrito.
Su sistema de producción del modelo T se basaba en el ahorro
de costos y reducción del inventario (que derivó en lo que actualmente es el
Toyotismo), distribuyendo la creación del producto a una actividad por operario.
Esta distribución, en propias palabras de Henry llegaba al siguiente punto: “el
hombre que coloca una pieza, no la sujeta, el hombre que pone un perno, no pone
una tuerca, el hombre que pone una tuerca, no la aprieta”.
Así, el trabajo se volvía rutinario y monótono, lo que
producía una rotación de personal demasiado elevada para una industria tipo
americana. Por este motivo, Henry decidió ir más lejos que cualquier otra compañía,
por ello duplicó el salario de los trabajadores, y les dio dieciocho días de
vacaciones pagas a sus obreros, dejando en jaque la forma de producir no sólo
de las otras compañías automovilísticas, si no también de todas las industrias
del país.
En Ford Motor Company, estaba prohibido el ingreso de los
sindicatos. Para evitarlos, Ford contrató boxeadores para cubrir sus frentes.
Pero de todos modos, ¿para qué querrían sindicatos los
obreros de la Ford? Si tenían de las mejores condiciones laborales para empleos
no calificados de los Estados Unidos.
Las condiciones laborales eran (a la demanda me remito) de
gran aceptación por la masa de obreros, quienes asistían de a centenares a la
empresa a buscar trabajo.
Incluso, los miembros de la sociedad afroamericana,
recibieron igualdad de condiciones laborales ante los obreros de raza blanca,
algo que no estaba bien visto en aquel entonces.
Henry Ford presionó de una manera inusitada a las empresas
de la competencia a mejorar las condiciones laborales de sus empleados. Sin
sindicatos ni protestas.
Entre otros beneficios a sus trabajadores, podemos comentar el
beneficio de días pagos por enfermedad y el revolucionario cambio de jornadas
laborales: Ford planteó el cambio de reducir a cinco días el trabajo del
obrero.
Además, Ford Motor Company velaba por lograr que sus
trabajadores pudieran adquirir los productos que ellos mismos fabricaban. Así,
el Ford T fue (antes que Volkswagen), el verdadero auto del pueblo.
FRASES DE HENRY FORD QUE QUEDARÁN PARA LA HISTORIA
-Si le hubieran preguntado a la gente qué querrían,
hubieran dicho “caballos más rápidos”.
Ford estaba en contra de la Investigación de Mercado porque
consideraba que los consumidores no saben qué necesitan, y es trabajo del
industrial hacérselo saber. Desde el punto de vista de la empresa moderna,
Steve Jobs pensaba del mismo modo, y de ahí surgía su admiración por el padre
del auto del pueblo.
-Un negocio que solo hace dinero, es un negocio pobre.
Un claro enemigo de los negocios financieros, acusando que
la verdadera función del industrial era crear grandes cosas que ayudaran a la
humanidad, y no sólo una fuente de ingresos para sus socios capitalistas.
Ford estaba abiertamente en contra de la industria bancaria
y crediticia y del mercado bursátil. Su empresa era cien por ciento familiar.
-“Calidad” significa hacer lo correcto cuando nadie está
mirando.
Nuevamente podemos observar aquel fanatismo por el detalle y
las cosas bien hechas. Todo comenzó cuando reparaba relojes a los quince años y
cuidaba hasta el último detalle.
“Hacer bien hasta lo que no se ve”, es la frase que resume
el por qué de sus palabras de desacreditación hacia la industria financiera.
-La caridad está equivocada como cura contra la pobreza.
Siempre considerando que el operario debe trabajar en
condiciones dignas, sus trabajos de ayuda social no tenían nada que ver con lo
que hacen hoy por hoy los magnates filántropos como Bill Gates o Warren Buffet.
De hecho, Henry era rechazado por esa clase empresaria.
-Cualquier cliente puede tener un coche pintado de
cualquier color que quiera, siempre que sea negro.
El negro era el color que más rápido secaba, y por eso el
Ford T original se producía de este color.
-El fracaso es simplemente una nueva oportunidad de
empezar de nuevo, esta vez de forma más inteligente.
Recordemos los dos primeros “fracasos” de este ingeniero
visionario: sus dos primeras compañías que se disolvieron, de las que se puede
rescatar el desarrollo de su mentalidad.
-La especulación es solo una palabra que cubre la
fabricación de dinero a partir de la manipulación de los precios, en lugar de
suministrar bienes y servicios.
Como ya hemos mencionado, Ford detestaba el mercado bursátil
y todo tipo de especulación financiera.
-Es evidente que la gente de la nación no entiende el
sistema monetario y bancario, porque si lo entendiese, creo que habría una
revolución mañana por la mañana.
Esta frase la dejé para el final, sencillamente porque es mi
favorita, y no hay mucho para explicar, ya que el gran Henry lo resumió en dos
renglones.
En definitiva, Henry Ford fue uno de los empresarios más
importantes de la historia, por su forma de entender el negocio, por su forma
de tratar a los empleados, por su forma de relacionarse con los sindicatos, por
su forma de atacar al sistema financiero y principalmente, por sentar las bases
de lo que sería la producción industrial actual.
Artículo escrito por
Francisco Cardinali.
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