viernes, 24 de abril de 2020

Monedas, bancos y el liderazgo chino en el sistema financiero.


La mayoría de las personas que cobran su sueldo en blanco, tienen cajas de ahorros y realizan operaciones bancarias de algún tipo, pero muy pocos tienen verdadero conocimiento de lo que es una entidad bancaria y que hay atrás de ellas.
No se puede hablar de bancos, sin antes hablar de dinero.

Todo empezó con el trueque, cuando en las economías primitivas, se intercambiaban bienes tangibles o servicios por artículos de necesidad. El desarrollo del trueque fue de mucha utilidad porque los antiguos aldeanos pudieron cubrir en cierto punto sus necesidades; sin embargo, contaron con un problema que hoy nos parece obvio: cómo hacer para “comerciar” cuando quienes pretendían realizar un intercambio sabían hacer lo mismo o contaban con el mismo bien para la transacción que los demás.

Nos remontamos entonces al año 2500 a.C., cuando en la Mesopotamia se comenzaban a utilizar los metales preciosos (oro, plata, bronce) como forma de pago por ciertas mercaderías. En general, estas mercaderías eran alimentos como cacao, sal, maíz, pescado y carne.



Fue entonces cuando en China y en Grecia comenzaron a aparecer las primeras monedas, que se realizaban fundiendo metales preciosos. El objetivo de su creación fue subsanar los problemas que traían aparejados el uso del trueque como medio de intercambio.
La observación que desarrolló Aristóteles con respecto al dinero es más que interesante. Sostenía que cuando se le asigna un valor monetario a un bien que de otra manera tendría un valor insignificante, el pueblo genera confianza en las personas con la que comercia y, sobre todo, en la moneda. Pero fue más allá, al afirmar que la introducción del dinero fue inevitable a raíz de la división internacional del trabajo que se fue dando de forma “natural”; los distintos países empezaron a importar lo que necesitaban y a exportar el excedente de lo que producían, con lo cual el dinero entró en uso rápidamente, ya que es el padre del comercio.

Uno de los códigos más antiguos que contribuyen a la inserción de la moneda en la sociedad de forma organizada, es el Código de Hammurabi (hoy en el Museo del Louvre), que es uno de los conjuntos de leyes más antiguo de la región de la Mesopotamia.
Si bien la economía mesopotámica de entonces fue pre monetaria, en este código se encuentran ciertos artículos en el que se pueden observar las primeras apariciones de pagos y deudas. Por ejemplo:
Artículo 53: Si uno, negligente en reforzar su dique, no ha fortificado el dique y se produce una brecha en él, y la zona se ha inundado de agua, ese restituirá el trigo que ha destruido.
Artículo 54: Si no puede restituir el trigo, se venderán su persona y su patrimonio por dinero y las personas de la zona a las que el agua llevó el trigo, se lo repartirán.
Si bien se cree que la moneda (como la conocemos actualmente), apareció mil años después, se puede observar cómo los babilonios mesopotámicos tuvieron un sistema económico de avanzada que realmente marcó un precedente en lo que respecta a los mecanismos de intercambio, deudas, préstamos a interés y sanciones.



Aproximadamente, en el 680 a.C., surgen las primeras monedas acuñadas con carácter oficial en Lidia, en el actual territorio de Turquía. La moneda de aquel entonces estaba compuesta de una aleación de oro y plata.
Se cree que estos pasos fueron seguidos por los persas y posteriormente por Grecia. En Atenas particularmente, se crearon monedas de plata fina de composición muy estable y en China, de cobre.
Con respecto al origen de la palabra “moneda”, se debe al término “moneta, en latín. Este a su vez, deriva de la casa en donde se acuñaba la moneda en Roma, que era contigua al templo de la diosa Juno Moneta y tenía esta actividad bajo su protección.



Una vez que la moneda comenzó a tener respaldo por parte de los estados y de a poco se fue alejando del valor intrínseco del metal, se empezó a denominar como “moneda” al dinero (denarios, para los romanos) a los billetes en papel.

El papel moneda tuvo su origen en China durante la dinastía Tang (siglo IX), se trataba de dinero en efectivo que contaba con el respaldo del estado, agregando la ventaja de ser mucho más fácil de transportar que las monedas de metal.
Lo interesante del origen del papel moneda en China, era que no contaba con reservas en metales, es decir, la moneda no estaba respaldada por el oro, con lo cual, dicho respaldo era dado netamente por el poder del estado.

Más tarde el papel se incorporaría a Occidente, hasta que se estableció un Patrón oro para respaldar los billetes a finales del siglo XIX.

Hagamos un salto en la historia y tratemos de respondernos cómo se llegó a la hegemonía del dólar estadounidense como moneda cuasi universal. La gran moneda de ahorro y divisa internacional.
Si la gente hoy ahorra en dólares es porque tiene confianza en le Reserva Federal de los Estados Unidos. Citemos el caso de los ciudadanos argentinos, a modo de ejemplo; cuando tienen un excedente en pesos argentinos, compran dólares estadounidenses para evitar que su moneda de curso legal se desvalorice. Esto ocurre porque los argentinos no tienen confianza en su gobierno, y sí tienen confianza en el gobierno de los Estados Unidos.

Para que el dólar se convierta en una moneda de tanto peso en el mundo, tuvieron que ocurrir varios acontecimientos que ataron a todos los países a la economía norteamericana.
Uno de los primeros y más importantes fueron los acuerdos de Bretton Woods (en el que surgió el FMI -Fondo Monetario Internacional-). A partir de 1944-45, luego de la Segunda Guerra Mundial, en la que Estados Unidos había tenido un rol preponderante, se vuelve a establecer el patrón oro, que se había perdido en casi todos los países entre la Primera Guerra Mundial (1914) y la Gran Depresión del veintinueve (1929).



A través de este nuevo Patrón Oro, el dólar se convirtió en la nueva moneda de referencia, pero estableció el requisito de que la moneda (dólar estadounidense), tenía que estar respaldada por la cantidad equivalente en oro. Es decir, se prohibía la impresión de nuevos billetes, si las reservas de oro no eran las suficientes como para respaldarlas.

Pero quince años después, la historia cambiaría y una crisis obligaría a los Estados Unidos a imprimir billetes sin contar con el respaldo necesario en oro, con lo cual se empieza a perder la relación con el oro. Desde ese momento, en la década del 60´, comprar dólares se convirtió en la absoluta confianza en la Reserva Federal.
A partir de entonces y hasta el día de la fecha, los países no dejaron de endeudarse en dólares, motivo que generó aún más el fortalecimiento de esta moneda.

Luego de la crisis del 2008, en la que Estados Unidos volvió a imprimir moneda, llegamos a la crisis actual (la del nuevo Coronavirus), en la que el presidente Donald Trump realiza un salvataje histórico a su industria una vez más, imprimiendo dólares. Cuando se analizan racionalmente estas cuestiones, podemos darnos cuenta de que lo que hace fuerte a una moneda no son las reservas, si no la confianza que se tiene en el emisor. Ni más ni menos que lo que aconteció con el primer billete de China durante la dinastía Tang, como habíamos mencionado anteriormente.

Hoy en día, vivimos en un sistema tan dolarizado, que parece muy complicado que esta moneda sea suplantada, a pesar de que algunos hablen de las criptomonedas como las monedas del futuro o el yuan. El propio Banco Mundial está interesado en desarrollar una moneda única mundial.
Cuando sostenemos que todo está dolarizado nos referimos a las distintas bolsas del mundo, las reservas de los Bancos Centrales, el petróleo, los commodities y la deuda internacional.
Por lo tanto, pareciera ser que cuestionar al dólar o a su hegemonía, sería algo así como desafiar al sistema capitalista actual.

El único país que se atreve (en todos los aspectos) a jaquear a los Estados Unidos, es China. El país de Xi Jinping, que quiere imponer el yuan como moneda internacional, debido al poder de su industria financiera.
Es aquí donde vinculamos a las monedas con el sistema bancario.

Todo comenzó cuando en la Edad Media, la economía pasó de ser de producción familiar a consumo. Antiguamente, las familias producían sus propios alimentos, pero el capitalismo, con el desarrollo de la industria, logró un cambio abrupto en la forma de vida de la sociedad.
Se puede observar, además, como el protestantismo hizo su contribución para el desarrollo del capitalismo, según lo explica Max Weber en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”.
Fue determinante la postura del calvinismo en el siglo XVI, que explicaba que el éxito mundano, la prosperidad en la tierra, era fundamental para garantizarse ser un elegido por Dios. Así fue como el dinero, recibió un cambio de concepción. Lo que antes estaba mal visto, ahora era fundamental para salvarse.

Los bancos tomaron un rol protagónico, porque sus sistemas sostienen el modelo capitalista, ya que son los emisores de los créditos. Sean créditos a la industria, a la vivienda o al consumo.
El dato particular que hace “especial” al negocio de los bancos, es que está basado en el dinero que depositan sus clientes. Tal es así, que Henry Ford, uno de los empresarios más importantes de la historia, dijo una vez: “está claro que la gente no entiende el sistema monetario y bancario, porque si lo entendiese, creo que habría una revolución mañana por la mañana”.



Es decir, el sistema bancario también está basado en la confianza que tiene el cliente en el banco con el que opera y en el Banco Central que lo reglamenta y dirige sus negocios.
Hoy por hoy, los cuatro bancos más grandes del mundo pertenecen al país que desarrolló el primer billete: China.

El Industrial and Commercial Bank of China (ICBC), ocupa el primer lugar en el ranking mundial. Es considerado como el banco más rentable del mundo y es de propiedad estatal. Su salida a bolsa (en simúltaneo entre las Bolsas de Shangai y la de Hong Kong) fue la más grande de la historia y, desde entonces no ha parado de crecer en todo el mundo, hasta alcanzar el liderazgo indiscutido de hoy en día.



Según un informe del diario “El Mundo”, el ICBC no sólo se dedica a atender a sus clientes particulares, sino que también acompaña a los chinos multimillonarios que realizan inversiones en el exterior del país.
Por otro lado, promueve las inversiones dentro de China asesorando a sus clientes en distintos puntos del mundo. Además de ser un promotor de su propia moneda, en detrimento del dólar.

El ICBC es uno de los grandes pilares que sostienen la inserción china en el mundo.

Pero debemos mencionar que en España en el año 2018, se acusó al ICBC de no reportar a la Hacienda el envío de grandes cantidades de dinero a China. Estos envíos, los estaban haciendo clientes particulares en varias cuentas en simultáneo. Por este hecho, los directivos del banco en España fueron detenidos y juzgados.

Ahora bien, es difícil investigar los destinos del dinero, ya que se dirigen a un país que es gobernado bajo el Régimen Comunista de Xi Jinping.
La sumatoria de los cuidados hacia adentro, los controles a las importaciones y a las marcas de multinacionales, y principalmente, la apertura capitalista hacia el exterior, hicieron de China una superpotencia. 
El ICBC, y toda su industria financiera, son un reflejo de ello.

Artículo escrito por Francisco Cardinali.

viernes, 17 de abril de 2020

El poder de la industria militar internacional




Habitualmente observamos como los Estados Unidos avanzan militarmente por determinados países buscando instalar la democracia y la “paz mundial”; de hecho, cientos de críticas reciben por ello. Sin embargo, los críticos en general no ahondan en los términos del avance, y muy pocas veces escuchamos hablar del peso de la industria bélica.

Estados Unidos es una máquina de invertir dinero en sus fuerzas militares, junto con China. ¡Qué casualidad! Los dos países de los que más se habla en el mundo en materia económica y de desarrollo, en el 2019 representaron juntos, más de la mitad de la inversión Global en Defensa. Parece que la Defensa es uno de los pilares de la Economía Globalizada, y algunos todavía no lo entienden sencillamente porque no lo dijeron ni Adam Smith ni Samuelson.

Si China y Estados Unidos pueden ser potencias económicas desarmándose, ¿por qué no se desarman? ¿Qué sentido tiene gastar tanto dinero en Defensa?
Hablemos entonces de Bill Gates, fundador de Microsoft. El empresario estadounidense multimillonario afirmó hace uno años: “…si algo mata a diez millones de personas en las próximas décadas, es más probable que sea un virus de alto contagio antes que una guerra; hemos invertido una gran cantidad de dinero en el desarme nuclear. Sin embargo, hemos invertido muy poco en un sistema para determinar pandemias”.

Estas declaraciones de Bill Gates parecen un chiste si observamos que, con Donald Trump, la inversión en Defensa de Estados Unidos alcanzó su máximo histórico, 649.000 millones de dólares representando el 36 por ciento del total mundial.
Cuando Bill Gates habla del desarme, claramente no se está refiriendo a los Estados Unidos, que es precisamente el país al que pertenece.

Por su parte, Donald Trump es fiel a sus postulados de campaña, haciendo crecer su industria militar más que Rusia y China durante su mandato. Esta acción es muy criticada por sus rivales demócratas, quienes sostienen que, para conseguir este objetivo, recortó el presupuesto en medio ambiente y ayuda contra la pobreza energética.
Estados Unidos cuenta con 1.400.000 efectivos militares y ochocientas bases repartidas en cuarenta países aliados. Además, Trump pretende que Estados Unidos sea líder en el espacio, y es por ello que también quiere modernizar el arsenal atómico del país.

No podemos hablar de la industria militar, si no nombramos a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), promotores de los movimientos de arsenales más importantes de los últimos tiempos. Esta organización nació en 1949 (Tratado de Washington) con el objetivo de brindar seguridad a los diez países firmantes, a saber: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y el Reino Unido.
La función de este acuerdo multilateral es la de construir una defensa única en las relaciones con terceros países. Hoy en día, el Tratado ya cuenta con veintiocho miembros, siendo Estados Unidos el que más invierte en industria bélica. La propia OTAN sostiene que lucha contra el terrorismo, los ciberataques y la proliferación nuclear; con esos argumentos, se justifican los movimientos militares en casi todas las partes del mundo.

Según la BBC, de las cinco empresas de fabricación militar más grandes del mundo, cuatro son norteamericanas, y la restante es británica, pero cuenta con una subsidiaria en Estados Unidos.
Lockheed Martin (Estados Unidos), es la empresa más grande del mundo, seguidas en orden por Boeing (Estados Unidos), BAE Systems (Reino Unido), Raytheon (Estados Unidos) y Northrop Grumman (Estados Unidos).
Entre estos cinco gigantes de la industria bélica, sus ventas ascendieron a 150.925 millones de dólares en el año 2016.

En el caso particular de Raytheon, casi el noventa por ciento de sus ganancias provienen de los contratos de defensa de los Estados Unidos. Boeing, por su parte, fue una de las empresas curiosamente mencionadas por Donald Trump al momento de realizar el multimillonario salvataje por el efecto del Coronavirus y BAE Systems, que es británica, cuenta con una subsidiaria que también fabrica en Norteamérica.

Según The Center for Responsive Politics, las empresas Lockheed Martin y Boeing aportan sumas millonarias a las candidaturas políticas.
The Centar for Responsive Politics, es una organización sin fines de lucro, cuya sede radica en Washington, que se encarga de supervisar los aportes privados a la política y de controlar el lobby existente detrás de los candidatos.

Tal es el caso de la candidatura del representante republicano Buck McKeon, quien fuera presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara hasta el año 2015, por solo mencionar un ejemplo. En el ejercicio de sus funciones, se opuso (durante el gobierno de Barack Obama) a recortar el presupuesto militar afirmando que “un presupuesto militar en declive presagia una América en declive”.
Además, votó a favor de la intervención militar estadounidense en Irak y Afganistán y apoyó el plan para aumentar el dinero y los suministros para esas dotaciones.

Buck McKeon sostiene que el retorno a la paz mundial se debe llevar a cabo a través de la fuerza y para ello es indispensable apoyar financieramente a las fuerzas armadas, pidiendo la adopción y la ampliación del Plan de Robert Gates, quien fuera Secretario de Defensa de los Estados Unidos hasta el año 2011. La posición de Gates era la de aumentar el número de soldados y la de “defender los intereses de los Estados Unidos y los de sus aliados”. Con lo cual podemos dilucidar nuevamente la vigencia de la OTAN.

Tan solo en la guerra de Afganistán, desde el año 2001 hasta el 2019, Estados Unidos tuvo un gasto de 760.000 millones de dólares (dato oficial, algunos dicen que la inversión es mayor); un número lo suficientemente importante como para darnos a conocer la importancia de la industria bélica para los Estados Unidos.

Si bien Norteamérica se puede dar el lujo de comunicar ser el país que más invierte en la industria bélica, no podemos dejar de lado a China, que ocupa la segunda posición dentro de este ranking.



China cuenta con una particularidad similar al caso de los Estados Unidos; el crecimiento de su poder militar no se manifestó a través de la compra de armas (como Arabia Saudita), si no que fue a través del desarrollo propio de la industria, lo que le da un mayor poder de negociación en el mundo: el desconocimiento de su armamento.
Los desfiles militares suelen ser un “show room” del arsenal de los países que, en cierto sentido, puede llegar a definir el lugar que ocupan en el mundo.

China presenta un organismo que controla y supervisa de cerca las empresas estatales, incluso en lo que respecta a las designaciones de sus ejecutivos. Este organismo es la Comisión de Supervisión y Administración de Activos de Propiedad Estatal.
Bajo este control se encuentra una de las empresas más importantes del complejo militar chino, la Aviation Industry Corporation of China. Se trata de una corporación controlada por el Gobierno chino, que cuenta con más de cien subsidiarias en todo el mundo y 500.000 empleados.
La empresa fabrica aviones, barcos, helicópteros, autos y hasta se dedica a la industria aeroespacial y, desde el año 2015 esta asociada con BHR Partners, que es un fondo de inversión, cuyos socios son chinos y estadounidenses, con el objetivo de realizar inversiones fuera de China.

Desde el punto de vista de sus ingresos, la Aviation Industry Corporation of China, es la tercera del mundo en tamaño, solo superada por las empresas norteamericanas que nombramos anteriormente, Lockheed Martin y Boeing.
Hay que tener en cuenta que los chinos tienen la mentalidad de “El arte de la guerra”, la mítica filosofía de Tsun Tzu, y meditan mucho cada paso que dan. Los aviones Boeing, de fabricación norteamericana, tienen partes “Made in China”, así China fue operando dentro del capitalismo, por atrás. Actuando siempre en un segundo plano, sin dar la cara.

Hoy por hoy, se cree que ha logrado superar militarmente a Rusia. China se comportó como una gran empresa con respecto al mundo globalizado, a pesar de su régimen que dice ser comunista.
China North Industries Group Corporation (NORINCO), por su parte, se encarga de la fabricación de armas y vehículos de guerra terrestres de diferente porte, y cuenta con varias subsidiarias en los Estados Unidos, entre las que se destaca NIC International.

Así como Estados Unidos sostiene su modelo capitalista con la industria bélica, China mantiene su régimen de la misma manera. El poder bélico tiene una gran incidencia en la economía.

Por otro lado, los países líderes se pelean por presentar el mejor armamento, tal es el caso de la MOAB (la “madre de todas las bombas”), que fue una bomba lanzada por los Estados Unidos en Afganistán, siendo la bomba “no nuclear” más potente.
China respondió a dicha bomba con otra fabricada por NORINCO y que fue difundida por medios afines al régimen para demostrarle al país norteamericano que ellos también podían desarrollarla y mejorarla.

Sin embargo, Rusia no se quedó atrás, porque un retraso en armamento parece ser un rechazo en liderazgo, y así presentó su “padre de todas las bombas”, que, según los propios rusos, es cuatro veces más poderosa que la opción americana.


Mientras tanto, Estados Unidos, fiel a su estilo, cuestiona la existencia de las bombas de sus competidores.
Para entender la magnitud del negocio bélico mundial debemos tener en cuenta que el desarrollo de cada una de estas bombas, conlleva una inversión aproximada de 16 millones de dólares.

Hoy por hoy, imbuidos en la Pandemia del nuevo Coronavirus, y con algunas teorías girando en torno a una supuesta guerra biológica, se deja en evidencia que ya no sólo se trata de inversión en armamento, ni en la fe que tengamos en la existencia de determinadas super armas complejas y desarrolladas (ya que muchas veces son presentadas por canales oficiales y no se muestran en su totalidad para generar incertidumbre y mantener el poder).

La industria bélica es un negocio que gira en torno al manejo de la economía y el poder y, a pesar de que el objetivo de la “paz mundial” sea el desarme de las naciones y con ese fin desnudar la Defensa de los países subdesarrollados, podemos observar que esto no solo no pasa entre las potencias, si no que compiten por ver quien tiene el mejor y más complejo arsenal.

Artículo escrito por Francisco Cardinali.


jueves, 16 de abril de 2020

Homenaje al obrero que levanta el pais trabajando

Para Rubén, el obrero constructor, algo es indiscutible y es el espíritu del esfuerzo. 
La idiosincrasia de un hombre como Rubén tiene implícita la idea de que el pan no viene solo, que nada, pero absolutamente nada, viene sin esfuerzo. 

Por lo menos para él, y sabe aceptarlo como corresponde. Se lo inculcaron de chico, seguramente creció viendo a sus padres esforzarse de sol a sol para que pudiera tener lo mejor que un padre podía darle a su hijo, dentro de sus limitadas posibilidades, pero con esa dignidad de quién se desloma por amor. 

Para Rubén la vida tiene ese engranaje diario por el cual muda domicilio de manera temporal, se aleja de su esposa, de sus hijos y promete que el esfuerzo lo vale, no cabe otra opción que irse aunque sea durante la semana, la obra lo llama, la obra lo demanda y resulta inviable volver a su hogar de cada día finalizada la jornada de trabajo. 

Rubén sabe que no hay otra opción, entonces día a día enfrenta una extensa jornada laboral de desgaste físico continuo que gravita sobre sus emociones, está cansado y sabe que no tiene más remedio que sumergirse en ese engranaje diario de trabajo arduo, sujeto a las penurias propias de la exigencia de sus tareas que se complementan con las erráticas condiciones climáticas que lo vapulean día a día.

Pero si algo entiende Rubén son sus motivos, razones, objetivos y anhelos. A medida que se aleja de su hogar sueña con darle lo mejor a su familia y entonces la distancia deja de ser un impedimento para convertirse en un medio para un fin, un gran fin.  
Sabe lo que cuesta el día a día y poco pareciera importarle el precio que asume: sus objetivos son mayores. 

Mientras apila ladrillos, proyecta el egreso de su hijo mayor. Próximamente terminará el colegio y quiere ser ingeniero. Sabe que es posible: ladrillo tras ladrillo, llegó hasta aquí. 
Mientras prepara la mezcla sabe que su hija entra el próximo año al colegio secundario. También, sabe que es posible. 
Mientras carga bolsas de cemento cuyo peso ni siquiera fue pensado para la fuerza de un hombre común, menos, para la de un Rubén cansado y ajetreado por años de cargar semejantes trastos, puede proyectar la colación de grado de su hijo, el futuro ingeniero.

Es que Rubén entiende que el hoy no fue gratis y tampoco lo será el mañana. 

Entonces ya poco importan la jornada, el capataz, la lejanía, el clima, los dolores, las injusticias y la vida misma. En silencio, proyecta grandes cosas para los suyos y, casi inconsciente, deja entrever una mueca de satisfacción en su cansado semblante. 

No hace falta decir, no hace falta hablar, solo hace falta hacer, construir. Y Rubén sabe que cada ladrillo apilado edifica su tan anhelado mañana…

Escrito por Francisco Cardinali.



viernes, 10 de abril de 2020

Joint Ventures y Uniones de empresas como Grupos de Presión


La expansión internacional de las empresas se vale de cientos de factores para poder progresar. Por eso es que se da en Estados Unidos, China, Brasil o prácticamente en cualquier otro país. Algunos modelos económicos son más propicios al desarrollo del capitalismo y otros menos, pero tarde o temprano todos necesitan comerciar. Por tanto, el Comercio Internacional siempre tiene vigencia dentro del mundo globalizado.

Hoy hablaremos de las Joint Ventures y el lobby empresario. Pareciera que siempre voy a volcarme hacia a los temas polémicos, pero de esto se trata la economía y nuestro bendito sistema capitalista. Muchos recordarán aquel famoso ejemplo de las primeras páginas del Manual de “Economía” de Samuelson, en el que hacía referencia a “cañones o mantequilla”; pues aquí ocurre lo mismo, o unos u otros. El dinero que uno no tiene, lo tiene el otro y es en base a esta observación que nacen las diferentes ramas de la Distribución de las Riquezas.

Volcándonos hacia el tema que nos interesa, comenzaremos por afirmar que una Joint Venture es un acuerdo o una inversión conjunta entre dos empresas. Ahora bien, estas “uniones” pueden ser de distintos tipos u obedecer a diferentes objetos: crear una marca nueva, para producir y comercializar, desarrollar un nuevo mercado, etcétera. En fin, las Joint Ventures nacieron para aunar esfuerzos en pos de un objetivo común, contando con una duración temporal estipulada en los contratos que determinan su formación.

También son muchas las formas en que las empresas pueden contribuir a la consolidación de las Joint Ventures, ya que lo hacen aportando:
-Materia prima: es aquella materia que se extrae de la naturaleza con el objeto de crear bienes de consumo (origen animal, vegetal, fósil, etcétera).
-Canales de distribución: compuestos por todo lo relacionado al transporte y la logística.
-Personal: son los empleados que trabajan en una empresa.
-Inmuebles: oficinas, fábricas, depósitos, plantas.
-Capital: se trata de la inversión directa en el proyecto de unión de empresas.

Sin embargo, uno de los aportes más importantes que se puede hacer en un acuerdo de Joint Venture, es aquel que es conocido como Know How, ya que es el aporte del conocimiento.

Podemos tener las ruedas, el motor, los asientos y el volante, pero si no tenemos el Know How, no vamos a lograr fabricar un automóvil. El Know How está avalado por la experiencia, es por eso que muchas empresas se internacionalizan a través del sistema Joint Venture con una empresa distribuidora del exterior; esta última aportará el conocimiento de su mercado y, generalmente el desarrollo de los canales de distribución en el mercado doméstico para su correcta comercialización.
En líneas generales, los participantes de las Joint Ventures aportan capitales similares, así sean una mezcla de los que nombramos.

Desde el punto de vista de la funcionalidad, este tipo de uniones pueden tener cuantas variantes se estipulen en los contratos, ya que no hay un modelo estándar; pero debemos diferenciarlas de las fusiones de empresas. La fusión se establece cuando dos empresas se unen y juntas crean una nueva, como en el caso de Alcatel y Lucent quienes se fusionaron para crear Alcatel-Lucent.
El objetivo de Alcatel-Lucent era vender hardware y software a empresas de telecomunicaciones, entre otras cosas. Esta fusión establecida en el año 2005 logró desarrollar sistemas para satélites y transporte público y diez años después fue adquirida por Nokia.

Por lo tanto, la gran diferencia que existe entre una Join Venture y una fusión es que las primeras se unen buscando un objetivo común (como ya lo hemos explicado), pero el acuerdo tiene un plazo determinado establecido en los contratos. Las empresas siguen teniendo independencia, siguen siendo entidades separadas, más allá de las Joint Ventures. En cambio, en las fusiones, las empresas se unen creando una nueva empresa.

Una vez más, nombramos el dinamismo del mundo globalizado en el que las empresas necesitan de la sinergia entre ellas para llegar a lograr grandes objetivos, después de todo la frase “Joint Venture” significa algo así como “Conjunto de empresas”.

Ahora que entendemos cómo funcionan las Joint Venture, y de qué se tratan las mismas, podremos ahondar en algunos ejemplos concretos y vincularlos con la temática del lobby empresario.

Uno de los ejemplos más conocidos de unión de empresas es la de McDonald´s y Coca Cola, que desde 1955 trabajan juntas y que, debido al largo plazo y al desarrollo de las comidas rápidas (fast food), todos conocemos. Los consumidores saben que en McDonald’s hay Coca Cola y, aunque se quejen de que no tenga el mismo sabor que la que venden en botellas en los quioscos, la siguen comprando.

En fin, se pueden nombrar infinidades de empresas asociadas a través de este sistema, pero casi todas tienen una característica en común: deben tener la misma proyección, es necesario que cuenten con “algo para ofrecerle” a su socia, algo que las haga complementarias. Es por eso que, en el caso del ejemplo citado, se unen la empresa número uno de gaseosas con la empresa número uno de comidas rápidas.

Es evidente que una Joint Venture entre dos empresas de este tipo tiene un poder inmenso, capaz de influir en prácticamente todos los gobiernos del mundo.

Entonces, las Joint Venture, ¿Son uniones para obtener objetivos o también tienen la función de hacer lobby?

Cuando se dice que un grupo empresario está haciendo lobby, hacemos referencia a la presión que ejecutan sobre los gobiernos (o instituciones en general) para conseguir ciertos beneficios. Por ejemplo, una empresa de autos quiere conseguir rebajas impositivas a la importación de autopartes y les obsequia a determinados funcionarios vehículos de alta gama en pos de conseguir su objetivo. Las Relaciones Institucionales de las empresas, muchas veces están al borde de la ilegalidad, y por eso es que deben contar con asesoramiento permanente de un área de Legales o de algún estudio externo. Los “regalitos” a funcionarios no siempre están permitidos ni mucho menos bien vistos por los consumidores, si se enteraran de su ocurrencia.

Mas allá de las observaciones del poder con el que pueda contar una Joint Venture, el lobby más poderoso no radica en el poder de influencias de una sola empresa, sino en la unión de fuerzas de empresas de un mismo sector, buscando beneficios para el sector en general; es lo que solemos llamar como Grupos de Presión, o que yo he decidido denominar “Joint Ventures Tácitas”.

Lo paradójico de estas “Joint Ventures Tácitas” es que no cuentan con acuerdos formales como los que estuvimos desarrollando con anterioridad, pero existen. De hecho, vemos los comportamientos de las grandes cadenas de Retail cuando modifican sus precios, o los bancos cuando cambian sus comisiones, a veces pareciera que actuaran al unísono. Todas estas empresas siguen funcionando de manera independiente, es más, compiten entre ellas, pero son habituales los llamados y reuniones para modificar criterios en conjunto en beneficio de sus respectivos negocios. Detrás de las penumbras, eso sigue siendo una Unión de Empresas, pero sin contar con la formalidad de un contrato.

Desde ya que en el capitalismo todo es válido si es legal o si contás con el suficiente poder de influencia como para hacer que lo sea. Por supuesto que también es “válido” lo ilegal, pero en ese caso el sentido está en que no te “descubran”, o que la justicia haga la “vista gorda”, algo habitual precisamente, si formás parte de los Grupos de Presión.

Y si hablamos de Grupos de Presión, no podemos dejar de mencionar los distintos grupos de lobby más poderosos del mundo; las industrias bélicas, farmacéuticas, financieras, energéticas y del sector tecnológico, entre otras.

El poder tiene muchas aristas, pero camina para el mismo lado.


Artículo escrito por Francisco Cardinali.

sábado, 4 de abril de 2020

Maquilas: ¿Desarrollo de la economía o explotación de los trabajadores?


Las maquilas son sin duda, una de las formas más polémicas del comercio internacional.
Primero nos debemos al análisis de origen del término “maquila”, que si bien no es exactamente el que le damos ahora, guarda una estrecha relación. En la edad media se utilizaba para describir el sistema de moler el trigo en molino ajeno, pagando al molinero con parte de la harina obtenida.

Hoy en día, las maquilas son un factor clave de la economía para algunos, o una fuente de pérdida de la dignidad humana, para otros. La eterna lucha del liberalismo contra el socialismo, que intentaré plantear de la manera más objetiva posible.
Las maquilas tienen su epicentro en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, básicamente aquellos que tienen una economía basada en el sector primario, un comercio exterior desfavorable, desocupación masiva, ingresos bajos y bajo nivel educativo. La razón es lógica, la mano de obra en este tipo de países, es baja en relación a términos mundiales.

Su nacimiento se debe a los grandes avances del comercio internacional, y la libre competitividad mundial entre empresas, que intentan mejorar cada día más sus costos de producción. Con la ayuda de los gobiernos en los que desean instalar sus industrias maquiladoras, las empresas gestionan aranceles e impuestos preferenciales a cambio de mano de obra para aquellos países. De esta manera, trasladan la producción (o cierta parte de esta) a países subdesarrollados o en vías de desarrollo, logrando mejorar su competitividad en un mundo cada vez más dinámico.
México, cuenta con miles de industrias maquiladoras, siendo aquel país donde se originó el término “maquila”; pero también podemos citar otros tantos ejemplos como El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Honduras, República Dominicana, Panamá, Filipinas, Malasia, Indonesia, India y Bangladesh, entre otros.

Una característica fundamental de las maquilas es que estas no aportan ninguna tecnología avanzada a los productos porque su única función es la de ensamblar los insumos que se importan desde el país de origen al que pertenece la empresa, para luego volver a ese país en donde será comercializado o a diferentes puntos del mundo.
En 1942, México y Estados Unidos firmaron un acuerdo con el fin de crear puestos de trabajo para las clases sociales más bajas de México. Con el correr de los años, se fueron instalando fábricas maquiladoras en México, cerca de las fronteras con Estados Unidos, con lo cual además se lograron ahorrar costos de transporte y logística.

Las críticas desde el punto de vista social son claras: a los trabajadores se les pagan salarios muy bajos, viven en condiciones de pobreza y tienen escasa seguridad laboral. Sin embargo, del otro lado contamos con la postura liberal, que también es clara: es preferible un trabajo con bajo salario, a ningún trabajo.
Lo cierto es que a pesar de las críticas, la industria maquiladora en México se ha convertido en una de las principales actividades industriales de exportación del país.

Las maquilas generan divisas por medio del valor agregado obtenido en el país en el que se instalan, además de lograr empleo intensivo en mano de obra, principalmente de baja calificación.
Por su parte, la Red de Solidaridad de la Maquila (RSM) es una institución que se originó a raíz de las críticas mencionadas y con el fin de luchar por los derechos laborales de muchas mujeres que trabajan en maquilas alrededor del mundo.

La propia Red Solidaria, define su trabajo en los siguientes puntos:

“-Salario digno: la RSM colabora con la Campaña Ropa Limpia en su lucha global por el salario digno, y trabaja con organizaciones sindicales y de mujeres en Centroamérica para aumentar el conocimiento sobre campañas similares en otras regiones e internacionalmente, así como para apoyar sus esfuerzos en pos de estos mismos esfuerzos en su región.
-Derechos de las mujeres: la discriminación de género es un problema endémico en todo Centroamérica y en las fábricas de confecciones para exportación en todo el mundo. Las mujeres trabajadoras enfrentan discriminación en la contratación, promociones y despidos; acoso sexual y otras formas de violencia en el lugar de trabajo.
-Derecho al cuidado infantil: en los últimos dos años, la RSM ha estado colaborando con organizaciones de mujeres y sindicales para asegurar que empleadores y gobiernos cumplan con sus responsabilidades de proveer servicios de cuidado infantil de calidad para madres y padres trabajadores.
-Libertad de Asociación: en toda la industria global de la confección (textiles), el derecho fundamental de los trabajadores a la libertad de asociación y la negociación colectiva es rutinariamente violado por empleadores y restringido o prohibido por ley.
-Grupo de las Américas: es un foro de multi interés integrado por marcas y manufactureras internacionales y organizaciones de derechos laborales que trabajan en conjunto para promover y apoyar industrias de la confección y el calzado que sean socialmente responsables y el trabajo decente en las Américas.
-Incendios y Seguridad de Edificios y derechos de los trabajadores en Bangladesh: desde 2005, la RSM ha trabajado con aliados de Bangladesh para exponer las condiciones de trabajo inseguras en la industria de la confección del país y para presionar a las marcas internacionales a compensar a los sobrevivientes de estas tragedias y eliminar condiciones y prácticas inseguras en sus fábricas proveedoras.
-Responsabilidad empresarial y política gubernamental: la RSM cree que las marcas globales deben ser responsabilizadas por violaciones a los derechos de los trabajadores en sus fábricas proveedoras, y que los gobiernos deben adoptar políticas y regulaciones que protejan a los trabajadores de violaciones empresariales de sus derechos.”

El 24 de abril de 2013, murieron mil cien trabajadores y dos mil quinientos resultaron heridos cuando colapsó un edificio textil en Dhaka, Bangladesh. Según la Red de Solidaridad de la Maquila, “…los trabajadores sabían que el edificio era inseguro, pero habían sido forzados a ir a trabajar para cumplir con las fechas de entrega fijadas por las marcas internacionales.”
Sin embargo, este no fue el único accidente registrado, en los últimos diez años el problema continuó en distintos edificios; por falta de seguridad y trabajo precario, según informa la propia Red de Solidaridad. Luego de los permanentes reclamos, se pudieron sentar las bases de lo que luego fue el “Acuerdo sobre Seguridad en los Edificios y contra Incendios” en Bangladesh, con la intención de mejorar esta problemática, ya que consideraban que la auditoría controlada por las empresas estaba fallando en detectar y eliminar los peligros de incendios y seguridad de edificios en la industria de la confección del país.

Por su parte, Jyrki Raina quien fuera Secretario General de IndustriALL (la federación sindical más grande del mundo) afirmó que reconocía el compromiso que asumían las compañías “para poner fin al ciclo de desastres de fábricas en Bangladesh. Y pedimos a todas las demás marcas mundiales que se abastecen en Bangladesh que se unan a nosotros para garantizar que todos los trabajadores de la confección puedan trabajar en condiciones de seguridad”. Al momento de esta afirmación, eran veinticuatro las compañías firmantes, entre las que estaban Benetton y Carrefour. Hoy ya son más de doscientas.
Desde entonces, los trabajadores deben ser capacitados en temas de seguridad e higiene y pueden quejarse por condiciones laborales inseguras, e incluso negarse a realizar algunas tareas.

De todas maneras, existe un aspecto muy importante que no podemos dejar de lado; en el afán de nombrar actores “famosos” y que suene más impactante la cuestión, son las multinacionales las que terminan siendo acusadas por estas problemáticas, poniendo en tela de juicio sus verdaderas capacidades de RSE (Responsabilidad Social Empresaria); pero en realidad, la mayoría de las fábricas no pertenecen a estas empresas, si no que son subcontratadas a distintos empresarios quienes, a su vez tercerizan las actividades en otras fábricas, con lo cual se termina tornando muy difícil dar con los verdaderos responsables.
El caso que tuvo mucha relevancia fue el de Sohel Rana, quien fuera propietario de la fábrica que colapsó el 24 de abril de 2013, que mencionamos con anterioridad, un empresario con poder, dinero y amistades en el Parlamento de Bangladesh. Según la BBC, hay manifestaciones de ciudadanos pidiendo la pena de muerte del que sería “el hombre más odiado de Bangladesh”.

Hoy por hoy, y luego del acuerdo del que hablamos, son los fabricantes de ropa de Bangladesh los que se están quejando; consideran que las medidas y requerimientos de las diversas multinacionales con respecto a las prácticas de fabricación en sus talleres, se están haciendo difíciles de seguir. Es decir, sostienen que no logran mantenerse al día con las disposiciones que consiguieron los trabajadores y que ejecutan las multinacionales en asociación con la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Según Europa Press, un fabricante mencionaba que “teníamos el acuerdo de que no se tomaría ninguna decisión unilateralmente pero no lo han cumplido y nos están pidiendo varias medidas correctivas adicionales”. Este es el motivo por que hacen hincapié en que la industria se está dañando seriamente, ya que cientos de fábricas no pueden lograr acuerdos con las grandes multinacionales. Ahora, son los fabricantes los que están pidiendo al gobierno que subsidie la producción, ya que sus costos están aumentando por las medidas tomadas.

Las maquilas pueden resultar de mucha utilidad para los países subdesarrollados en las que se instalan y para reducir los costos de producción de una empresa determinada, pero el problema es cómo sostener el crecimiento; quizás sea preferible el desarrollo japonés del “just in time”, basado en la reducción del inventario, sistema en el cuál Toyota es experta, y que tantos buenos resultados le ha dado.
Como podemos observar existen muchas aristas en este tema: empresas, gobiernos, empleados, consumidores. Incluso, algunos sectores sociales llegan a cuestionar la existencia de las zonas francas porque son precisamente los lugares en donde suelen instalarse las maquilas, sin olvidar que estas zonas fueron hechas para algo: atraer la inversión extranjera, generar puestos de trabajo, transferir tecnología, mejorar las condiciones a los productores nacionales que se preparan para las exportaciones y generar divisas.

Si bien es verdad que la empresa produce de la “mejor manera posible”, es decir ahorrando costos, también los consumidores son responsables por no cuestionar el origen de lo que compran. Existe una errónea idea de considerar que las multinacionales tienen el poder; el verdadero poder lo tiene el consumidor, sin consumo no hay empresa, ni mucho menos trabajadores. Las empresas van a tratar de influir en sus consumidores con estrategias de marketing, pero no tienen la capacidad de crear necesidades, eso es una cuestión mental de cada individuo que, a raíz del contexto social en el que se encuentra, determina adquirir productos supuestamente necesarios para poder vivir, según los criterios establecidos por la pirámide de Maslow. Estos productos, muchas veces provienen de maquilas.

Acaso cuando compramos un producto de segunda mano, ¿no buscamos conocer su origen? ¿no buscamos saber que uso le dio el dueño anterior? ¿por qué no podríamos hacer lo mismo con los productos de las góndolas? Es solo una cuestión cultural. Lo que nos mueve a conocer el origen del producto adquirido en segunda mano, no es ni más ni menos que nuestro propio interés, tener conocimiento sobre el estado en el que está ese producto, si tiene fallas o algún desperfecto causado por un mal uso. En cambio, en las góndolas los productos son nuevos y tienen garantía, ¿qué podría salir mal?
 Desde ya, casi todos tenemos este comportamiento como consumidores, tanto los liberales como los socialistas. Esto no quiere decir que por eso las empresas deben precarizar a sus trabajadores; la negociación permanente entre los factores que mencionamos con anterioridad puede lograr un equilibrio que permita la convivencia entre ellos y el desarrollo de una dinámica que mejore las condiciones de todos, sin perjudicar demasiado al otro. Lo más importante es que el diálogo siempre esté abierto, porque la globalización genera conflictos nuevos todos los días y no existe un sistema estándar que se pueda aplicar de la misma manera en cualquier lugar.

Desde el punto de vista de los gobiernos, queda bastante claro que los países receptores del sistema de maquilas han decidido abandonar sus proyectos de desarrollo nacional (si es que alguna vez los tuvieron) para insertarse en el mundo de la globalización ofreciendo lo que pueden aportar, mano de obra barata. Si bien habría que analizar cada caso puntualmente, hay determinados elementos que se repiten en casi todos estos países, como el desempleo y la pobreza.
Para paliar la desocupación y promover la inversión extranjera, los gobiernos facilitan la llegada de las empresas ofreciendo flexibilidad laboral y sindicatos débiles, además de los beneficios de aquellas firmas que se instalan, por ejemplo, en una zona franca.
Pueden existir también ventajas logísticas, tal es el caso de las maquilas del Norte de México, cuyos productos pueden estar en Estados Unidos entre veinticuatro y cuarenta y ocho horas después de fabricados, tanto como en los países Centroamericanos que requieren solo algunos días de transporte marítimo.  De las más de seis mil empresas maquiladoras de México, el noventa por ciento se ubica en la zona Norte del país, según el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufactura de Exportación (INDEX).
En el país azteca, este tipo de industria representa el setenta por ciento de sus negocios de exportación, con tres millones de empleos directos y siete millones de empleos indirectos.

Desde el punto de vista de los Derechos Humanos, en la República Dominicana, según la organización Human Rights  Watch (HRW), las empresas realizan pruebas de embarazo y ante casos positivos proceden al rápido despido de la empleada en cuestión. Pareciera ser que el gobierno quisiera dar la espalda a sus obligaciones, porque el “Convenio sobre la protección de la Maternidad” de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) tiene en cuenta la “necesidad de brindar protección al embarazo de las mujeres trabajadoras, en particular al Convenio sobre los trabajadores con responsabilidades familiares”.
Las mujeres denuncian ser explotadas y abusadas en muchas situaciones en este tipo de industria, y acusan percibir un salario menor que el de sus pares hombres, al realizar la misma actividad.

Finalmente y como pudimos ver a lo largo de lo expuesto, esta cuestión tiene demasiadas aristas, lo que hace necesario un análisis particular en cada caso. Cuando anunciamos la existencia de miles de maquilas en el mundo, no se debe generalizar, porque no todas son iguales. Insisto que lo más importante es que las empresas y los trabajadores mejoren juntos las condiciones laborales con el apoyo del gobierno (quien debería velar por los intereses de ambos). Mientras tanto, seguiremos analizando hacia donde se dirige el mercado, lo que seguirá determinando la manera de producir.

Artículo escrito por Francisco Cardinali.