viernes, 24 de abril de 2020

Monedas, bancos y el liderazgo chino en el sistema financiero.


La mayoría de las personas que cobran su sueldo en blanco, tienen cajas de ahorros y realizan operaciones bancarias de algún tipo, pero muy pocos tienen verdadero conocimiento de lo que es una entidad bancaria y que hay atrás de ellas.
No se puede hablar de bancos, sin antes hablar de dinero.

Todo empezó con el trueque, cuando en las economías primitivas, se intercambiaban bienes tangibles o servicios por artículos de necesidad. El desarrollo del trueque fue de mucha utilidad porque los antiguos aldeanos pudieron cubrir en cierto punto sus necesidades; sin embargo, contaron con un problema que hoy nos parece obvio: cómo hacer para “comerciar” cuando quienes pretendían realizar un intercambio sabían hacer lo mismo o contaban con el mismo bien para la transacción que los demás.

Nos remontamos entonces al año 2500 a.C., cuando en la Mesopotamia se comenzaban a utilizar los metales preciosos (oro, plata, bronce) como forma de pago por ciertas mercaderías. En general, estas mercaderías eran alimentos como cacao, sal, maíz, pescado y carne.



Fue entonces cuando en China y en Grecia comenzaron a aparecer las primeras monedas, que se realizaban fundiendo metales preciosos. El objetivo de su creación fue subsanar los problemas que traían aparejados el uso del trueque como medio de intercambio.
La observación que desarrolló Aristóteles con respecto al dinero es más que interesante. Sostenía que cuando se le asigna un valor monetario a un bien que de otra manera tendría un valor insignificante, el pueblo genera confianza en las personas con la que comercia y, sobre todo, en la moneda. Pero fue más allá, al afirmar que la introducción del dinero fue inevitable a raíz de la división internacional del trabajo que se fue dando de forma “natural”; los distintos países empezaron a importar lo que necesitaban y a exportar el excedente de lo que producían, con lo cual el dinero entró en uso rápidamente, ya que es el padre del comercio.

Uno de los códigos más antiguos que contribuyen a la inserción de la moneda en la sociedad de forma organizada, es el Código de Hammurabi (hoy en el Museo del Louvre), que es uno de los conjuntos de leyes más antiguo de la región de la Mesopotamia.
Si bien la economía mesopotámica de entonces fue pre monetaria, en este código se encuentran ciertos artículos en el que se pueden observar las primeras apariciones de pagos y deudas. Por ejemplo:
Artículo 53: Si uno, negligente en reforzar su dique, no ha fortificado el dique y se produce una brecha en él, y la zona se ha inundado de agua, ese restituirá el trigo que ha destruido.
Artículo 54: Si no puede restituir el trigo, se venderán su persona y su patrimonio por dinero y las personas de la zona a las que el agua llevó el trigo, se lo repartirán.
Si bien se cree que la moneda (como la conocemos actualmente), apareció mil años después, se puede observar cómo los babilonios mesopotámicos tuvieron un sistema económico de avanzada que realmente marcó un precedente en lo que respecta a los mecanismos de intercambio, deudas, préstamos a interés y sanciones.



Aproximadamente, en el 680 a.C., surgen las primeras monedas acuñadas con carácter oficial en Lidia, en el actual territorio de Turquía. La moneda de aquel entonces estaba compuesta de una aleación de oro y plata.
Se cree que estos pasos fueron seguidos por los persas y posteriormente por Grecia. En Atenas particularmente, se crearon monedas de plata fina de composición muy estable y en China, de cobre.
Con respecto al origen de la palabra “moneda”, se debe al término “moneta, en latín. Este a su vez, deriva de la casa en donde se acuñaba la moneda en Roma, que era contigua al templo de la diosa Juno Moneta y tenía esta actividad bajo su protección.



Una vez que la moneda comenzó a tener respaldo por parte de los estados y de a poco se fue alejando del valor intrínseco del metal, se empezó a denominar como “moneda” al dinero (denarios, para los romanos) a los billetes en papel.

El papel moneda tuvo su origen en China durante la dinastía Tang (siglo IX), se trataba de dinero en efectivo que contaba con el respaldo del estado, agregando la ventaja de ser mucho más fácil de transportar que las monedas de metal.
Lo interesante del origen del papel moneda en China, era que no contaba con reservas en metales, es decir, la moneda no estaba respaldada por el oro, con lo cual, dicho respaldo era dado netamente por el poder del estado.

Más tarde el papel se incorporaría a Occidente, hasta que se estableció un Patrón oro para respaldar los billetes a finales del siglo XIX.

Hagamos un salto en la historia y tratemos de respondernos cómo se llegó a la hegemonía del dólar estadounidense como moneda cuasi universal. La gran moneda de ahorro y divisa internacional.
Si la gente hoy ahorra en dólares es porque tiene confianza en le Reserva Federal de los Estados Unidos. Citemos el caso de los ciudadanos argentinos, a modo de ejemplo; cuando tienen un excedente en pesos argentinos, compran dólares estadounidenses para evitar que su moneda de curso legal se desvalorice. Esto ocurre porque los argentinos no tienen confianza en su gobierno, y sí tienen confianza en el gobierno de los Estados Unidos.

Para que el dólar se convierta en una moneda de tanto peso en el mundo, tuvieron que ocurrir varios acontecimientos que ataron a todos los países a la economía norteamericana.
Uno de los primeros y más importantes fueron los acuerdos de Bretton Woods (en el que surgió el FMI -Fondo Monetario Internacional-). A partir de 1944-45, luego de la Segunda Guerra Mundial, en la que Estados Unidos había tenido un rol preponderante, se vuelve a establecer el patrón oro, que se había perdido en casi todos los países entre la Primera Guerra Mundial (1914) y la Gran Depresión del veintinueve (1929).



A través de este nuevo Patrón Oro, el dólar se convirtió en la nueva moneda de referencia, pero estableció el requisito de que la moneda (dólar estadounidense), tenía que estar respaldada por la cantidad equivalente en oro. Es decir, se prohibía la impresión de nuevos billetes, si las reservas de oro no eran las suficientes como para respaldarlas.

Pero quince años después, la historia cambiaría y una crisis obligaría a los Estados Unidos a imprimir billetes sin contar con el respaldo necesario en oro, con lo cual se empieza a perder la relación con el oro. Desde ese momento, en la década del 60´, comprar dólares se convirtió en la absoluta confianza en la Reserva Federal.
A partir de entonces y hasta el día de la fecha, los países no dejaron de endeudarse en dólares, motivo que generó aún más el fortalecimiento de esta moneda.

Luego de la crisis del 2008, en la que Estados Unidos volvió a imprimir moneda, llegamos a la crisis actual (la del nuevo Coronavirus), en la que el presidente Donald Trump realiza un salvataje histórico a su industria una vez más, imprimiendo dólares. Cuando se analizan racionalmente estas cuestiones, podemos darnos cuenta de que lo que hace fuerte a una moneda no son las reservas, si no la confianza que se tiene en el emisor. Ni más ni menos que lo que aconteció con el primer billete de China durante la dinastía Tang, como habíamos mencionado anteriormente.

Hoy en día, vivimos en un sistema tan dolarizado, que parece muy complicado que esta moneda sea suplantada, a pesar de que algunos hablen de las criptomonedas como las monedas del futuro o el yuan. El propio Banco Mundial está interesado en desarrollar una moneda única mundial.
Cuando sostenemos que todo está dolarizado nos referimos a las distintas bolsas del mundo, las reservas de los Bancos Centrales, el petróleo, los commodities y la deuda internacional.
Por lo tanto, pareciera ser que cuestionar al dólar o a su hegemonía, sería algo así como desafiar al sistema capitalista actual.

El único país que se atreve (en todos los aspectos) a jaquear a los Estados Unidos, es China. El país de Xi Jinping, que quiere imponer el yuan como moneda internacional, debido al poder de su industria financiera.
Es aquí donde vinculamos a las monedas con el sistema bancario.

Todo comenzó cuando en la Edad Media, la economía pasó de ser de producción familiar a consumo. Antiguamente, las familias producían sus propios alimentos, pero el capitalismo, con el desarrollo de la industria, logró un cambio abrupto en la forma de vida de la sociedad.
Se puede observar, además, como el protestantismo hizo su contribución para el desarrollo del capitalismo, según lo explica Max Weber en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”.
Fue determinante la postura del calvinismo en el siglo XVI, que explicaba que el éxito mundano, la prosperidad en la tierra, era fundamental para garantizarse ser un elegido por Dios. Así fue como el dinero, recibió un cambio de concepción. Lo que antes estaba mal visto, ahora era fundamental para salvarse.

Los bancos tomaron un rol protagónico, porque sus sistemas sostienen el modelo capitalista, ya que son los emisores de los créditos. Sean créditos a la industria, a la vivienda o al consumo.
El dato particular que hace “especial” al negocio de los bancos, es que está basado en el dinero que depositan sus clientes. Tal es así, que Henry Ford, uno de los empresarios más importantes de la historia, dijo una vez: “está claro que la gente no entiende el sistema monetario y bancario, porque si lo entendiese, creo que habría una revolución mañana por la mañana”.



Es decir, el sistema bancario también está basado en la confianza que tiene el cliente en el banco con el que opera y en el Banco Central que lo reglamenta y dirige sus negocios.
Hoy por hoy, los cuatro bancos más grandes del mundo pertenecen al país que desarrolló el primer billete: China.

El Industrial and Commercial Bank of China (ICBC), ocupa el primer lugar en el ranking mundial. Es considerado como el banco más rentable del mundo y es de propiedad estatal. Su salida a bolsa (en simúltaneo entre las Bolsas de Shangai y la de Hong Kong) fue la más grande de la historia y, desde entonces no ha parado de crecer en todo el mundo, hasta alcanzar el liderazgo indiscutido de hoy en día.



Según un informe del diario “El Mundo”, el ICBC no sólo se dedica a atender a sus clientes particulares, sino que también acompaña a los chinos multimillonarios que realizan inversiones en el exterior del país.
Por otro lado, promueve las inversiones dentro de China asesorando a sus clientes en distintos puntos del mundo. Además de ser un promotor de su propia moneda, en detrimento del dólar.

El ICBC es uno de los grandes pilares que sostienen la inserción china en el mundo.

Pero debemos mencionar que en España en el año 2018, se acusó al ICBC de no reportar a la Hacienda el envío de grandes cantidades de dinero a China. Estos envíos, los estaban haciendo clientes particulares en varias cuentas en simultáneo. Por este hecho, los directivos del banco en España fueron detenidos y juzgados.

Ahora bien, es difícil investigar los destinos del dinero, ya que se dirigen a un país que es gobernado bajo el Régimen Comunista de Xi Jinping.
La sumatoria de los cuidados hacia adentro, los controles a las importaciones y a las marcas de multinacionales, y principalmente, la apertura capitalista hacia el exterior, hicieron de China una superpotencia. 
El ICBC, y toda su industria financiera, son un reflejo de ello.

Artículo escrito por Francisco Cardinali.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario