Habitualmente observamos como los Estados Unidos avanzan
militarmente por determinados países buscando instalar la democracia y la “paz
mundial”; de hecho, cientos de críticas reciben por ello. Sin embargo, los críticos en general no ahondan en los términos del avance, y muy pocas
veces escuchamos hablar del peso de la industria bélica.
Estados Unidos es una máquina de invertir dinero en sus
fuerzas militares, junto con China. ¡Qué casualidad! Los dos países de los que
más se habla en el mundo en materia económica y de desarrollo, en el 2019
representaron juntos, más de la mitad de la inversión Global en Defensa. Parece
que la Defensa es uno de los pilares de la Economía Globalizada, y algunos
todavía no lo entienden sencillamente porque no lo dijeron ni Adam Smith ni
Samuelson.
Si China y Estados Unidos pueden ser potencias económicas
desarmándose, ¿por qué no se desarman? ¿Qué sentido tiene gastar tanto dinero
en Defensa?
Hablemos entonces de Bill Gates, fundador de Microsoft. El
empresario estadounidense multimillonario afirmó hace uno años: “…si algo mata
a diez millones de personas en las próximas décadas, es más probable que sea un
virus de alto contagio antes que una guerra; hemos invertido una gran cantidad
de dinero en el desarme nuclear. Sin embargo, hemos invertido muy poco en un
sistema para determinar pandemias”.
Estas declaraciones de Bill Gates parecen un chiste si
observamos que, con Donald Trump, la inversión en Defensa de Estados Unidos
alcanzó su máximo histórico, 649.000 millones de dólares representando el 36
por ciento del total mundial.
Cuando Bill Gates habla del desarme, claramente no se está
refiriendo a los Estados Unidos, que es precisamente el país al que pertenece.
Por su parte, Donald Trump es fiel a sus postulados de
campaña, haciendo crecer su industria militar más que Rusia y China durante su
mandato. Esta acción es muy criticada por sus rivales demócratas, quienes
sostienen que, para conseguir este objetivo, recortó el presupuesto en medio
ambiente y ayuda contra la pobreza energética.
Estados Unidos cuenta con 1.400.000 efectivos militares y
ochocientas bases repartidas en cuarenta países aliados. Además, Trump pretende
que Estados Unidos sea líder en el espacio, y es por ello que también quiere
modernizar el arsenal atómico del país.
No podemos hablar de la industria militar, si no
nombramos a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), promotores
de los movimientos de arsenales más importantes de los últimos tiempos. Esta
organización nació en 1949 (Tratado de Washington) con el objetivo de brindar
seguridad a los diez países firmantes, a saber: Bélgica, Canadá, Dinamarca,
Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos,
Portugal y el Reino Unido.
La función de este acuerdo multilateral es la de construir
una defensa única en las relaciones con terceros países. Hoy en día, el Tratado
ya cuenta con veintiocho miembros, siendo Estados Unidos el que más invierte en
industria bélica. La propia OTAN sostiene que lucha contra el terrorismo, los
ciberataques y la proliferación nuclear; con esos argumentos, se justifican los
movimientos militares en casi todas las partes del mundo.
Según la BBC, de las cinco empresas de fabricación militar
más grandes del mundo, cuatro son norteamericanas, y la restante es británica,
pero cuenta con una subsidiaria en Estados Unidos.
Lockheed Martin (Estados Unidos), es la empresa más grande
del mundo, seguidas en orden por Boeing (Estados Unidos), BAE Systems (Reino
Unido), Raytheon (Estados Unidos) y Northrop Grumman (Estados Unidos).
Entre estos cinco gigantes de la industria bélica, sus
ventas ascendieron a 150.925 millones de dólares en el año 2016.
En el caso particular de Raytheon, casi el noventa por
ciento de sus ganancias provienen de los contratos de defensa de los Estados
Unidos. Boeing, por su parte, fue una de las empresas curiosamente mencionadas
por Donald Trump al momento de realizar el multimillonario salvataje por el
efecto del Coronavirus y BAE Systems, que es británica, cuenta con una subsidiaria
que también fabrica en Norteamérica.
Según The Center for Responsive Politics, las
empresas Lockheed Martin y Boeing aportan sumas millonarias a las candidaturas
políticas.
The Centar for Responsive Politics, es una organización sin
fines de lucro, cuya sede radica en Washington, que se encarga de supervisar
los aportes privados a la política y de controlar el lobby existente detrás de
los candidatos.
Tal es el caso de la candidatura del representante
republicano Buck McKeon, quien fuera presidente del Comité de Servicios Armados
de la Cámara hasta el año 2015, por solo mencionar un ejemplo. En el ejercicio
de sus funciones, se opuso (durante el gobierno de Barack Obama) a recortar el
presupuesto militar afirmando que “un presupuesto militar en declive presagia
una América en declive”.
Además, votó a favor de la intervención militar
estadounidense en Irak y Afganistán y apoyó el plan para aumentar el dinero y
los suministros para esas dotaciones.
Buck McKeon sostiene que el retorno a la paz mundial se debe
llevar a cabo a través de la fuerza y para ello es indispensable apoyar
financieramente a las fuerzas armadas, pidiendo la adopción y la ampliación del
Plan de Robert Gates, quien fuera Secretario de Defensa de los Estados Unidos
hasta el año 2011. La posición de Gates era la de aumentar el número de
soldados y la de “defender los intereses de los Estados Unidos y los de sus
aliados”. Con lo cual podemos dilucidar nuevamente la vigencia de la OTAN.
Tan solo en la guerra de Afganistán, desde el año 2001 hasta
el 2019, Estados Unidos tuvo un gasto de 760.000 millones de dólares (dato
oficial, algunos dicen que la inversión es mayor); un número lo suficientemente
importante como para darnos a conocer la importancia de la industria bélica para
los Estados Unidos.
Si bien Norteamérica se puede dar el lujo de comunicar ser
el país que más invierte en la industria bélica, no podemos dejar de lado a
China, que ocupa la segunda posición dentro de este ranking.
China cuenta con una particularidad similar al caso de los
Estados Unidos; el crecimiento de su poder militar no se manifestó a través de
la compra de armas (como Arabia Saudita), si no que fue a través del desarrollo
propio de la industria, lo que le da un mayor poder de negociación en el mundo:
el desconocimiento de su armamento.
Los desfiles militares suelen ser un “show room” del arsenal
de los países que, en cierto sentido, puede llegar a definir el lugar que
ocupan en el mundo.
China presenta un organismo que controla y supervisa de cerca
las empresas estatales, incluso en lo que respecta a las designaciones de sus
ejecutivos. Este organismo es la Comisión de Supervisión y Administración de
Activos de Propiedad Estatal.
Bajo este control se encuentra una de las empresas más
importantes del complejo militar chino, la Aviation Industry Corporation of China.
Se trata de una corporación controlada por el Gobierno chino, que cuenta con
más de cien subsidiarias en todo el mundo y 500.000 empleados.
La empresa fabrica aviones, barcos, helicópteros, autos y
hasta se dedica a la industria aeroespacial y, desde el año 2015 esta asociada
con BHR Partners, que es un fondo de inversión, cuyos socios son chinos y
estadounidenses, con el objetivo de realizar inversiones fuera de China.
Desde el punto de vista de sus ingresos, la Aviation
Industry Corporation of China, es la tercera del mundo en tamaño, solo superada
por las empresas norteamericanas que nombramos anteriormente, Lockheed Martin y
Boeing.
Hay que tener en cuenta que los chinos tienen la mentalidad
de “El arte de la guerra”, la mítica filosofía de Tsun Tzu, y meditan
mucho cada paso que dan. Los aviones Boeing, de fabricación norteamericana,
tienen partes “Made in China”, así China fue operando dentro del capitalismo,
por atrás. Actuando siempre en un segundo plano, sin dar la cara.
Hoy por hoy, se cree que ha logrado superar militarmente a
Rusia. China se comportó como una gran empresa con respecto al mundo
globalizado, a pesar de su régimen que dice ser comunista.
China North Industries Group Corporation (NORINCO), por su
parte, se encarga de la fabricación de armas y vehículos de guerra terrestres
de diferente porte, y cuenta con varias subsidiarias en los Estados Unidos,
entre las que se destaca NIC International.
Así como Estados Unidos sostiene su modelo capitalista con
la industria bélica, China mantiene su régimen de la misma manera. El poder
bélico tiene una gran incidencia en la economía.
Por otro lado, los países líderes se pelean por presentar el
mejor armamento, tal es el caso de la MOAB (la “madre de todas las bombas”),
que fue una bomba lanzada por los Estados Unidos en Afganistán, siendo la bomba
“no nuclear” más potente.
China respondió a dicha bomba con otra fabricada por NORINCO
y que fue difundida por medios afines al régimen para demostrarle al país
norteamericano que ellos también podían desarrollarla y mejorarla.
Sin embargo, Rusia no se quedó atrás, porque un retraso en
armamento parece ser un rechazo en liderazgo, y así presentó su “padre de todas
las bombas”, que, según los propios rusos, es cuatro veces más poderosa que la
opción americana.
Mientras tanto, Estados Unidos, fiel a su estilo, cuestiona
la existencia de las bombas de sus competidores.
Para entender la magnitud del negocio bélico mundial debemos
tener en cuenta que el desarrollo de cada una de estas bombas, conlleva una
inversión aproximada de 16 millones de dólares.
Hoy por hoy, imbuidos en la Pandemia del nuevo Coronavirus,
y con algunas teorías girando en torno a una supuesta guerra biológica, se deja
en evidencia que ya no sólo se trata de inversión en armamento, ni en la fe que
tengamos en la existencia de determinadas super armas complejas y desarrolladas (ya que
muchas veces son presentadas por canales oficiales y no se muestran en su
totalidad para generar incertidumbre y mantener el poder).
La industria bélica es un negocio que gira en torno al
manejo de la economía y el poder y, a pesar de que el objetivo de la “paz
mundial” sea el desarme de las naciones y con ese fin desnudar la Defensa de
los países subdesarrollados, podemos observar que esto no solo no pasa entre
las potencias, si no que compiten por ver quien tiene el mejor y más complejo
arsenal.
Artículo escrito por Francisco Cardinali.
La historia es cíclica. Se pasaron toda la historia de la humanidad midiéndose y espiandose de reojo.
ResponderBorrarMuy buen análisis de la realidad y del poder real
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