viernes, 29 de mayo de 2020

Henry Ford, el padre de la industria moderna

Henry Ford fue uno de los empresarios más importantes de todos los tiempos. Por su creatividad y por su forma de entender los negocios.

Tras los años, fue el mentor de grandes empresarios, entre ellos, Kiichiro Toyoda, el fundador de Toyota y Steve Jobs, de Apple y Pixar.

Ford nació en Michigan el 30 de julio de 1863, y se crió en Detroit en la granja de su familia, sumamente pobre.

A los diez años de edad, Henry vio por primera vez una máquina de vapor que se utilizaba para diversas actividades en el campo.

De este modo, el joven niño prodigio, aprendió a utilizar esta máquina que, según él mismo, fue la que amplió su visión sobre el futuro.

Su atracción por el motor y los engranajes, lo convirtieron a la corta edad de quince años en reparador de relojes, comenzando por uno que le dio su propio padre. Rápidamente, se corrió la voz de las habilidades del muchacho para solucionar inconvenientes referidos a las máquinas.

Unos años más tarde, viajó a la ciudad de Detroit a estudiar para maquinista y en 1882, volvió a la granja familiar para manejar las máquinas agrícolas, convirtiéndose en un experto en la materia.

En el año 1891, ingresó a trabajar como ingeniero en Edison, y allí consiguió el dinero necesario para gestar el proyecto que empezaba a tener en mente.

Como todo visionario, su primera compañía fue un fracaso. El nombre de aquella firma fue “Detroit Automobile Company”, empresa que duró apenas dos años.

Henry Ford era un creador, y no se preocupaba por las ventas, su oficio consistía en mejorar los productos. Y eso era precisamente lo que hacía todos los días: buscar el mejor auto.

Así nació la Henry Ford Motor Company, la empresa que trataría de fabricar autos de carrera que, como no podía ser de otro manera, el propio Henry presentaba en competiciones en las que el mismo conducía.

Sin embargo, como pasa siempre en la historia de los grandes emprendedores creadores, los capitalistas inversores presionaban a Ford para que su producto, su auto de carrera, se transformara en algo de atracción a los consumidores. En fin, buscaban ventas. De más está repetir que a Henry solo le importaba crear grandes cosas, de allí la admiración de Steve Jobs hacia su persona.

Finalmente, en el año 1902, los socios destituyeron a Ford del mando y pusieron a un directivo por encima de él, lo que produjo la renuncia del soñador quien se retiró del proyecto teniendo en mente que nunca más iba a trabajar en relación de dependencia.

Ese mismo año, y con lo que quedó de esa firma, nació la mítica Cadillac, con la idea del empresario William Murphy. El nombre Cadillac surgió del apellido del fundador de Detroit.



Curiosamente, hoy Cadillac pertenece a General Motors, y sigue compitiendo con Ford, la corporación que dejó el legado de Henry.

Sin bajar los brazos y con un nuevo proyecto en mente, en 1903, Ford crea la empresa que cambiará el mercado automovilístico y los paradigmas de la producción industrial: la Ford Motor Company.

Si bien era un apasionado ingeniero desarrollador de autos de carrera, en algunos años empezó a cambiar su mentalidad hacia el mercado, lo que le permitió plasmar sus conocimientos en algo que le genere utilidad a la humanidad.

Es así que, el 1 de octubre de 1908, el mundo veía nacer una revolución mundial, el Ford T. el vehículo llegó a ocupar el cincuenta por ciento del mercado de los Estados Unidos, y en unos veinte años, logró vender más de quince millones de unidades.

Ford Motor Company logró instalar el automovilismo en la cabeza de los consumidores norteamericanos, además de mejorar la calidad en le producción de sus industrias: todo se hacía en su empresa. Ingresaban materias primas y salía un Ford T terminado.

 

EL EMPRESARIO AMADO DEL SOCIALISMO TRADICIONAL

 

Los amantes del socialismo suelen discutir en forma polémica con los dueños del capital, pero este no fue el caso de Henry Ford. Sencillamente, innovador en cuanta situación se proponía, era un defensor acérrimo del estado de bienestar y de la sociedad de consumo.

De este modo, los mejores salarios de los Estados Unidos se pagaban en su empresa, lo que atrajo a los mecánicos más competentes de la nación.

Siempre en favor de los Derechos Sociales y de la justicia social, creía que el Estado debía proveer de ciertas ayudas a la sociedad, y por ello se lo vinculó al Partido Democráta, aunque también a los nazis, luego de la publicación del polémico libro “El judío internacional: el principal problema del mundo”, que más tarde él desconociera haber escrito.



Su sistema de producción del modelo T se basaba en el ahorro de costos y reducción del inventario (que derivó en lo que actualmente es el Toyotismo), distribuyendo la creación del producto a una actividad por operario. Esta distribución, en propias palabras de Henry llegaba al siguiente punto: “el hombre que coloca una pieza, no la sujeta, el hombre que pone un perno, no pone una tuerca, el hombre que pone una tuerca, no la aprieta”.

Así, el trabajo se volvía rutinario y monótono, lo que producía una rotación de personal demasiado elevada para una industria tipo americana. Por este motivo, Henry decidió ir más lejos que cualquier otra compañía, por ello duplicó el salario de los trabajadores, y les dio dieciocho días de vacaciones pagas a sus obreros, dejando en jaque la forma de producir no sólo de las otras compañías automovilísticas, si no también de todas las industrias del país.

En Ford Motor Company, estaba prohibido el ingreso de los sindicatos. Para evitarlos, Ford contrató boxeadores para cubrir sus frentes.

Pero de todos modos, ¿para qué querrían sindicatos los obreros de la Ford? Si tenían de las mejores condiciones laborales para empleos no calificados de los Estados Unidos.

Las condiciones laborales eran (a la demanda me remito) de gran aceptación por la masa de obreros, quienes asistían de a centenares a la empresa a buscar trabajo.

Incluso, los miembros de la sociedad afroamericana, recibieron igualdad de condiciones laborales ante los obreros de raza blanca, algo que no estaba bien visto en aquel entonces.

Henry Ford presionó de una manera inusitada a las empresas de la competencia a mejorar las condiciones laborales de sus empleados. Sin sindicatos ni protestas.



Entre otros beneficios a sus trabajadores, podemos comentar el beneficio de días pagos por enfermedad y el revolucionario cambio de jornadas laborales: Ford planteó el cambio de reducir a cinco días el trabajo del obrero.

Además, Ford Motor Company velaba por lograr que sus trabajadores pudieran adquirir los productos que ellos mismos fabricaban. Así, el Ford T fue (antes que Volkswagen), el verdadero auto del pueblo.

 

FRASES DE HENRY FORD QUE QUEDARÁN PARA LA HISTORIA

 

-Si le hubieran preguntado a la gente qué querrían, hubieran dicho “caballos más rápidos”.

Ford estaba en contra de la Investigación de Mercado porque consideraba que los consumidores no saben qué necesitan, y es trabajo del industrial hacérselo saber. Desde el punto de vista de la empresa moderna, Steve Jobs pensaba del mismo modo, y de ahí surgía su admiración por el padre del auto del pueblo.

-Un negocio que solo hace dinero, es un negocio pobre.

Un claro enemigo de los negocios financieros, acusando que la verdadera función del industrial era crear grandes cosas que ayudaran a la humanidad, y no sólo una fuente de ingresos para sus socios capitalistas.

Ford estaba abiertamente en contra de la industria bancaria y crediticia y del mercado bursátil. Su empresa era cien por ciento familiar.

-“Calidad” significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando.

Nuevamente podemos observar aquel fanatismo por el detalle y las cosas bien hechas. Todo comenzó cuando reparaba relojes a los quince años y cuidaba hasta el último detalle.

“Hacer bien hasta lo que no se ve”, es la frase que resume el por qué de sus palabras de desacreditación hacia la industria financiera.



-La caridad está equivocada como cura contra la pobreza.

Siempre considerando que el operario debe trabajar en condiciones dignas, sus trabajos de ayuda social no tenían nada que ver con lo que hacen hoy por hoy los magnates filántropos como Bill Gates o Warren Buffet.

De hecho, Henry era rechazado por esa clase empresaria.

-Cualquier cliente puede tener un coche pintado de cualquier color que quiera, siempre que sea negro.

El negro era el color que más rápido secaba, y por eso el Ford T original se producía de este color.

-El fracaso es simplemente una nueva oportunidad de empezar de nuevo, esta vez de forma más inteligente.

Recordemos los dos primeros “fracasos” de este ingeniero visionario: sus dos primeras compañías que se disolvieron, de las que se puede rescatar el desarrollo de su mentalidad.

-La especulación es solo una palabra que cubre la fabricación de dinero a partir de la manipulación de los precios, en lugar de suministrar bienes y servicios.

Como ya hemos mencionado, Ford detestaba el mercado bursátil y todo tipo de especulación financiera.

-Es evidente que la gente de la nación no entiende el sistema monetario y bancario, porque si lo entendiese, creo que habría una revolución mañana por la mañana.

Esta frase la dejé para el final, sencillamente porque es mi favorita, y no hay mucho para explicar, ya que el gran Henry lo resumió en dos renglones.

 

En definitiva, Henry Ford fue uno de los empresarios más importantes de la historia, por su forma de entender el negocio, por su forma de tratar a los empleados, por su forma de relacionarse con los sindicatos, por su forma de atacar al sistema financiero y principalmente, por sentar las bases de lo que sería la producción industrial actual.

 

Artículo escrito por Francisco Cardinali.


viernes, 22 de mayo de 2020

Cómo administrar tus ingresos


Si la semana pasada nos enfocamos en hablar de cómo salir de las deudas, ahora llegó el momento del siguiente paso; cómo construir una base sólida de ahorros que nos permita invertir en nuestro futuro.

Para comenzar, hay que entender que no hay una fórmula mágica (a pesar de que un día leí un libro sobre inversiones bursátiles llamado “La fórmula mágica”) ni para ahorrar, ni para invertir. La regla, como diría Disney, es que no hay reglas.

El motivo por el que no debería haber reglas es que lo importante en realidad es definir lo que buscamos, definir los objetivos más que un sistema. ¿De qué sirve un sistema que nos reditúe dentro de cinco años si necesitamos el dinero dentro de dos? Por eso, los resultados serán asumidos de acuerdo con los gustos y necesidades de cada uno.

Sin embargo, y a pesar de las diferencias que se puedan suscitar en función de los objetivos, podemos citar algunos tips o ayudas que desarrollaremos a continuación.

Como primera medida, tenemos que tener en mente la idea de construir un patrimonio propio, de no trabajar sólo para vivir el día. Esta iniciativa nos llevará a construir la cultura del ahorro, tan difícil de instalar para muchos.

Mientras el mundo nos invita a consumir, ya sea con el sistema de las tarjetas de crédito o las diversas formas de financiación para adquirir autos, viajes o ciertos productos de altos montos que, lo único que logran, no es sólo que paguemos más caro por ellos, si no también que nos quiten capacidad de ahorro.

Si tenemos la capacidad en cuotas de la tarjeta de crédito saturada, puede ser que no tengamos problemas de deudas (si se gana más de lo que se debe), pero de todos modos, no tendremos ahorro que, como se ha dicho muchas veces, es la base de la fortuna.

Es muy importante tener en cuenta que no se trata tanto de cuánto se gana, si no más bien de cómo se gasta. Si asumimos realmente el salario que percibimos, podremos planificar una forma de vida acorde.

Una vez más, al analizar esta cuestión, caemos en el problema del consumo; lamentablemente todas las personas no pueden vivir de la misma manera (al menos en el sistema capitalista), pero a muchos les cuesta asumir eso.

Y de allí se desprenden las primeras preguntas que debemos hacernos (en lo posible, antes de endeudarnos y asumir los compromisos de pago):

-Me gusta este departamento pero, ¿Puedo pagar un alquiler así o tendré que buscar uno más barato?

-Me encantaría tener un auto pero, ¿Realmente lo necesito o me puedo seguir moviendo en transporte público?



Así podríamos enumerar cientos de preguntas sobre nuestro consumo y forma de vida, que deberíamos hacernos una y otra vez.

 

ALGUNOS CONSEJOS PARA ADMINISTRAR NUESTROS INGRESOS

Lo primero en lo que debemos enfocarnos, es en los gastos fijos. Estos gastos son los que vienen en forma similar todos los meses, aunque varíen un poco como lo puede hacer un servicio (como la luz o el gas), o la nafta.

En este listado incluiremos gastos como el alquiler, expensas, impuestos, servicios, telefonía, telefonía celular, servicio doméstico, lavadero, cuota del colegio/universidad, membresía de un club o gimnasio y obra social, entre otros.

 También en este listado incluiremos los gastos de transportes, pero solo de aquella movilidad del día a día, porque las vacaciones deberían ser consideradas como un gasto extraordinario.

En algunos gastos, se pueden incluir sub gastos fijos, como por ejemplo, en el caso de un auto podrían ser, la nafta, seguro, cuota (si es un vehículo prendado) y el mantenimiento.

En fin, el listado de gastos fijos es, posiblemente el más importante, ya que es aquel que condiciona nuestro nivel de vida y nuestra forma de consumir. De este listado, se desprende todo aquello que consideremos innecesario y que de suprimirse, podría contribuir en mejorar nuestra capacidad de consumo.

No hay límites para establecer qué queremos considerar como un gasto fijo, porque el argumento está basado en la subjetividad: después de todo nadie está obligado a tener un auto o a alquilar. Por eso, quizás alguien pretenda comprarse una camisa por mes y, si es así, pues entonces deberá ponerlo en el listado de los gastos fijos.

Entonces, entendemos que también es fundamental que la palabra “austeridad” forme parte de nuestro ABC.

Es importante, cuando llevamos una administración enfocada al ahorro, que los gastos fijos tengan un límite económico, y allí se va a ver verdaderamente la vocación de ahorro e inversión de cada uno.

En mi opinión, los gastos fijos deben representar el cincuenta por ciento de nuestros ingresos, y allí se define el nivel de vida de acuerdo a nuestro salario. Porque si ganamos $50.000, no podremos, lógicamente alquilar un departamento por el valor de $40.000. A pesar de que técnicamente lo podremos pagar, vamos a vivir en un lugar sin muebles, ni comida siquiera.

Una vez que consideramos que nuestros gastos fijos no deben superar un porcentaje determinado (reitero que recomiendo el cincuenta por ciento), debemos establecer un porcentaje mensual para el ahorro, algunos hablan de entre diez y quince por ciento, pero en mi caso recomiendo ir por el veinte.

Elijamos el porcentaje que elijamos, lo importante es respetarlo tanto como los gastos fijos. Una buena manera de obligarse a hacerlo es, si es necesario en la lucha contra nuestro inconsciente consumista, abrir una caja de ahorro a la que se transferirá este monto.

Lo importante es cumplir, como si se tratara de un impuesto o un servicio, al cobrar el salario, separamos el ahorro. Así de sencillo como de complicado.

Otra cuestión interesante a considerar es que cuando hablamos de ahorro, no nos referimos a juntar dinero para comprar un producto, estamos hablando de la creación de un patrimonio. Creación que no se debería abandonar nunca, una vez asumido el compromiso.

Por último hablaremos del treinta por ciento (o el porcentaje que consideremos) restante, es allí donde se encuentran los gastos variables. Todos esos gastos que no encontramos todos los meses: regalos, ropa, cine, salidas, etcétera.

Tomemos una especial atención a las cuotas en las tarjetas de crédito. Es interesante que las compras en cuotas entren en el rubro Gastos Variables, ya que al limitarnos nuestra capacidad de consumo variable, nos llevarán inconscientemente a reducir nuestros consumos en cuotas.

Por ende, lo más importante es no “tocar” el porcentaje de ahorro, ya que es el que nos llevará a la construcción de un patrimonio.



Observemos que si nos proponemos de forma metódica ahorrar el veinte por ciento de nuestro salario, en un año estaríamos destinando al ahorro más de dos sueldos enteros.

Si nos preguntáramos, ¿Estoy dispuesto a trabajar todo enero y febrero pero empezar a cobrar recién a mediados de marzo? Probablemente la respuesta sea “no”, pero hecho en una forma gradual y metódica, se hace mucho más factible de llevar a cabo.

Una vez que tenemos nuestros ahorros, que se van acumulando mes a mes, también pasa a ser de suma relevancia que no nos dejemos llevar por los anuncios que nos prometen grandes fortunas con bajas inversiones. Lamentamos informar que eso no existe.

No viene al caso estudiar ese tema en este artículo pero, básicamente, si alguien nos dice que invirtiendo diez dólares en un año podemos ganar diez mil, probablemente nos esté mintiendo.

No digo que no podamos ganarnos el Quini 6, si no que no lo debemos utilizar como una inversión, porque lo más probable es que no ganemos.

Para invertir debemos tener mucha paciencia, y buscar rendimientos realistas, no nos vamos a hacer millonarios de la noche a la mañana. Si queremos invertir en obligaciones negociables, metales, acciones, etcétera, el objetivo debe ser simplemente ganarle al plazo fijo, a la inflación y a la devaluación de nuestra moneda. Si buscamos hacernos millonarios, probablemente terminemos perdiendo plata.

Está bien arriesgar, pero hay que saber hacerlo, y tener convicción sobre el instrumento en el que se está invirtiendo (estudiando y trabajando mucho), ¿por qué? Porque los instrumentos de Renta Variable a veces operan a la baja y, si no sabemos lo que estamos haciendo, posiblemente vendamos cuando no se debería hacerlo. No hay soluciones mágicas, no nos engañemos.

Si no queremos estudiar y trabajar (en forma apasionada, creo que es la única manera de hacerlo), entonces lo mejor siempre serán los ahorros en instrumentos como el plazo fijo (depende el país y el momento) y la seguridad del dólar (no tan seguro ahora, pero más que otras monedas).

 

En fin, lo que planteamos en este artículo no es ni más ni menos que la conocida regla de administración de los ingresos de 50/30/20, con la diferencia de que entendemos que no toda la gente tiene la misma capacidad analítica para ponerse a administrar en detalle, aunque consideramos que es la mejor manera.

Una frase que nadie debería sacarse de su cabeza es que tenemos que cuidar los gastos chicos, porque los grandes se cuidan solos.

Es así, que algunos optan directamente por modificar la regla hacia 80/20, es decir, ahorro y consumo. No está mal, pero creo que distorsiona un poco cómo queremos que sea nuestra forma de consumir, ya que no es lo mismo una compra de forma esporádica que una que se hace todos los meses.

Entonces, llegamos a la conclusión de que lo más importante es fijarnos los objetivos y trabajar todos los días para cumplirlos.

La intención del presente artículo es la de complementar al publicado la semana pasada, en el que brindamos algunos tips para salir del ahogamiento de las deudas.

Espero que sea de ayuda para muchos.

 

Artículo escrito por Francisco Cardinali


viernes, 15 de mayo de 2020

Cómo salir de tus deudas personales.

Llega fin de mes y no sabemos cómo pagar las deudas. La tarjeta explota y el salario no alcanza, entonces acudimos a la refinanciación, tan útil para respirar por treinta días más, pero, poco a poco, esta nos va quitando la vida.

La vida del endeudado es así, “pan para hoy y hambre para mañana”. Es tan así que muchas personas en la historia de la humanidad se han quitado la vida por este motivo.

Sin ir más lejos, entre los años 2008 y 2010, se contabilizaron los suicidios por pérdidas de empleos y deudas, y llegaron a los diez mil.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), los países que presentan más incrementos de suicidios son Letonia e Irlanda, con incremento de 16 y 17 por ciento respectivamente, en el período citado, y son atribuidos a la crisis del 2008.

Los estudios que sustentan estas estadísticas aseguran que el problema no es el desempleo en sí, si no el endeudamiento que se genera a raíz de la indeterminación del desempleo.

Si el dinero le trae bienestar y calidad de vida a la humanidad, entonces las deudas le producen todo lo contrario.

A decir verdad, considero que el primero error en el que incurren casi todos es ese: el dinero no puede traer felicidad. La felicidad pasa por otro lado. Si se asume esto, se puede dar el puntapié inicial para tener una vida financiera ordenada y librarse de las deudas.

Porque si necesitamos “comprar” la felicidad, podríamos asegurar que no hay salario ni ingreso que aguante. El que necesita un estímulo material para ser feliz, siempre termina mal.

Por estos motivos he decidido dejar algunos tips interesantes (que se me ocurren) para salir de las deudas y llevar una vida personal financiera ordenada.



CÓMO SALIR DE LAS DEUDAS

-Eliminar los créditos: las personas endeudadas suelen tener créditos y no uno, si no muchos. Cuando el consumo se vuelve gigante y se está comprando más de lo que se gana, la situación se termina volviendo insostenible. Porque las personas con este perfil terminan financiando sus deudas con financieras y al final lo único que pagan son intereses.

Esto produce que comiencen otros tipos de deudas, que ya no vienen solo de las compras, si no que ya no pueden siquiera pagar los servicios esenciales. De este modo, empiezan a “saltear” algunos meses como para seguir con vida y que no les corten la luz o el gas, así es como aparecen más intereses para los meses subsiguientes, que complicarán su situación.

-Llevar un registro de nuestros acreedores: si se plantea seriamente la salida del endeudamiento, el registro de los acreedores es de suma importancia, porque entonces se podrán negociar las deudas con cada uno de ellos y analizar de qué manera conviene pagarles. Además, se podrá saber a ciencia cierta cuánto tardaremos en culminar de abonar determinada deuda, por ende, de qué liquidez vamos a disponer y en qué momento.

-Analizar qué porcentaje de nuestros ingresos se derivan al pago de deudas: si no tenemos presente este dato, entonces es probable que, si estamos muy endeudados, nunca podamos salir de esa situación.

Si el nivel de deuda es muy grande en relación a nuestros ingresos y no lo tenemos asumido, se corren grandes riesgos de que los gastos del día a día no se puedan afrontar y terminemos generando un efecto “bola de nieve”, hasta que las deudas se vuelvan impagables.

-No abusar de las refinanciaciones: solamente se las debe utilizar si se logró plantear una salida ordenada de las deudas, si no también terminarán generándonos una “bola de nieve”.

Las refinanciaciones nos brindarán liquidez, pero a cambio de altísimos costos en interés. Si ya nos estamos ahogando, pueden llegar a ser un buen salvavidas, si logramos establecernos un plan de pagos óptimo entre nuestros ingresos, las deudas y los consumos futuros.

-Nunca pagues la tarjeta de crédito con un crédito personal: la tarjeta de crédito, ya es un crédito.

Un buen día (mal día, diría yo), consumimos más de lo que ganamos y no podemos pagarla y así sucesivamente durante algunos meses, total, si pagamos el mínimo la tarjeta va a seguir funcionando.

De este modo, cada vez consumimos más alejados de nuestros ingresos reales, hasta que decidimos refinanciar la tarjeta pero no como un plan elaborado para salir de las deudas, si no para seguir consumiendo.

Una vez más aparece la “bola de nieve”, la tarjeta ya tiene más refinanciaciones que consumos, más intereses que productos comprados, y lo peor: ya no la podemos pagar.

Es entonces cuando aparece la tentación en la que muchos caen, los créditos personales. Craso error, acudir a este tipo de préstamos para pagar la tarjeta. ¡No se paga un crédito con otro crédito! A menos que quieras estar pagando intereses de intereses.

-No pagues sólo el mínimo de la tarjeta de crédito: el mínimo es una trampa mortal. Si pagamos el mínimo durante dos meses seguidos, al tercer mes probablemente la suma se va a hacer tan elevada que ya no la vamos a poder pagar más, la “bola de nieve” nos llevó por delante.

Cuando se dispone de un plan de salida de las deudas, y estamos “limpiando” algunos pagos para luego liquidar la tarjeta de crédito, debemos memorizar: “como mínimo, pagar el doble del mínimo”. Eso nos dará algo de liquidez, para afrontar el plan de salida y luego enfocarnos en la tarjeta que suele ser la principal fuente de muerte del salario.



-Cuidado con el uso de más de una tarjeta: una vez más aparece el mismo problema. Nuestros ingresos mensuales se ven duplicados, triplicados o aún más, por la cantidad de tarjetas que emiten y “regalan” las entidades bancarias.

Tal es así, que una tarjeta puede denegarte el aumento de tus límites por tu nivel de ingresos y sin embargo, el mismo banco te emitirá otra tarjeta duplicando tu capacidad de consumo. No te engañes, tu ingreso es siempre el mismo.

Un buen día por la mañana, te encuentras tomando un café y suena el timbre; es el cartero. Te trajo algo que nunca pediste, una nueva tarjeta de crédito. Sin gastos. Todo gratis. De pronto el banco se volvió benévolo. ¡No! ¡No! ¡No! Esa tarjeta tiene que ir directo a la basura, a menos que tengas la conducta de utilizarla solo dentro de los parámetros de tus ingresos.

-Cuidado con los descuentos de las tarjetas: muchas veces las tarjetas nos ofrecen descuentos (incluso, muy buenos descuentos), o cuotas sin interés para determinados productos.

Si bien quizás sea de utilidad aprovechar estas ofertas y financiaciones (sólo si son sin interés), lo que quiere fomentar la tarjeta es el consumo. En este caso, la pregunta que debemos hacernos es ¿realmente necesitamos este producto? ¿lo íbamos a comprar de todos modos?

Los descuentos llaman al consumidor, quien vicia su necesidad y se “entera” de lo que quiere cuando le aplican un descuento.

-Reduce al máximo tus gastos: si nuestro nivel de endeudamiento es muy elevado, lo mejor es dedicarnos durante un tiempo exclusivamente a ordenar las cuentas, viviendo de la mejor manera posible, pero sin comprometer nuestros compromisos de pago.

-Cuando hagamos una compra, miremos los gastos periféricos: todos quieren tener un auto, y si es cero kilómetro, mejor.

Es que hoy en día, con los Planes de Ahorro los vehículos nuevos se hicieron de fácil acceso, pero, como todo crédito, muy difíciles de pagar.

El auto va a estar en nuestro garage, es verdad, pero el sufrimiento por la variación de la cuota, el seguro prendario, la patente, el combustible y los service oficiales para mantener al día la garantía, van a estar estacionados al lado.

-La calidad de vida no pasa por lo material: si bien es necesario cumplir con las necesidades básicas como se describen en la Pirámide de Maslow, debemos entender que la calidad de vida no tiene que estar dada por el consumo.

No es que esté mal consumir (después de todo el dinero es para eso), si no que las deudas terminan generando un malestar que es peor que lo que se disfrutó con el consumo.

Si bien la “calidad de vida” es subjetiva, una buena recomendación sería disfrutar con lo que se tiene, ni más ni menos.

-No aparentar: un gran vicio del consumidor, querer demostrarles a los demás la pertenencia a cierta clase o status social. Por eso la vestimenta, el auto, el reloj, los viajes y allí, en un rincón, las deudas, que no entienden de clases sociales.

Qué triste cuando el reloj, el auto y la vestimenta terminan en Mercado Libre.

 

-Odiemos las deudas:  quizás solo quienes alguna vez tuvieron problemas por deudas entenderán verdaderamente este concepto. El mayor aprendizaje que se puede obtener de un comportamiento moroso es no volver a tenerlo.

El asedio de los estudios jurídicos reclamando los pagos de cada vez mas acreedores y el fantasma del embargo que no los dejará dormir. Eso sólo se combate con el odio a las deudas, comprendiendo que el consumo es bueno sólo si se lo puede pagar con los ingresos que percibimos, y nunca a crédito.



 

CUÁNDO ES CONVENIENTE ENDEUDARSE

 

Si es para consumir, la respuesta es ¡Nunca!

Sólo es conveniente la deuda cuando se trata de hacer negocios, el consumo siempre se debe realizar con el efectivo que poseemos contante y sonante. Porque incluso, el abuso de las cuotas, así sean sin interés, quizás nos puedan jugar una mala pasada.

Imaginemos que tenemos un trabajo y así mismo la tarjeta de crédito con consumos en cuotas. Perdemos el trabajo, y las cuotas siguen. No eran con interés, pero ahora ya lo son, porque no tenemos con qué pagarlas.

Por eso es aconsejable contar con un fondo de ahorros que nos permita garantizar el pago de esas cuotas en el futuro. Nunca se debe olvidar a la hora de oficiar de consumidores, que si no podemos pagar algo, es porque compramos algo que no podíamos pagar. Aunque parezca obvio el planteo, a la hora de consumir, la mayoría se lo olvida.

Por supuesto que quedan fuera de discusión las deudas que surgen por motivos inesperados, como por ejemplo una asistencia por salud imprevista.

Este tipo de deudas, que en realidad la mayoría de las veces también son evitables, nuestro subconsciente las considera como “inevitables”, porque es más fácil echarle la culpa a Dios o al destino, que asumir los propios errores.

 

Para culminar, este gran avance de salida de las deudas debe ir acompañado de un desarrollo financiero a futuro que analizaremos en los próximos artículos.

 

Artículo escrito por Francisco Cardinali.

 

 


viernes, 8 de mayo de 2020

China y el Puerto más importante del mundo.


Hoy hablaremos del Puerto de Shanghái, el más grande del mundo.

Ubicado en China, este puerto es el líder mundial desde el año 2010, la década del avance chino a pasos agigantados. 
En realidad, no es su tamaño lo que hace grande a un puerto, sino su capacidad anual de movimientos de contenedores, medidas en TEUs (Tweenty foot Equivalent Unit) que es la unidad de medida de los contenedores.



Como un TEU es el equivalente a un contenedor de 20 pies, si hablamos de uno de 40 pies estaremos haciendo referencia a 2 TEUs, por más que se trate de un solo contenedor. Por eso es que se mide en TEUs y no en contenedores.
Los contenedores se encuentran estandarizados para poder facilitar el manipuleo en los puertos y camiones, pero especialmente para maximizar la capacidad de carga del buque. De allí surge este tipo de unidades de medida.

El crecimiento del Puerto de Shanghái es verdaderamente impresionante. Especialmente, si tomamos como punto de inicio el año 1978, cuando el Puerto recién comenzaba a operar con contenedores, y lo hacía en el orden de los 7.900 TEUs.

Para el año 2011, ya con el liderazgo mundial asumido, llegó a superar los 30.000.000 de TEUs, todo un logro para un país que acompaña con crecimiento en casi todos los sectores.

Sin embargo, China es un país que busca permanentemente el liderazgo, por eso en el año 2017 comenzó a operar con su nueva Terminal Yangshan (Shanghái) de aguas profundas, con equipamientos desarrollados y fabricados en China, con el objetivo de consolidar a la ciudad como la capital mundial del transporte marítimo.



Cuando se creo este puerto dentro del circuito de Puertos Internacionales de Shanghái, la visión fue clara; lograr el crecimiento de la ciudad portuaria, en una zona con agua profundas, que fue debidamente adaptada para alcanzar los objetivos.

El puerto se encuentra conectado a tierra firme por un puente autopista (Donghai) de seis carriles y casi 33 kilómetros de largo (el puente portuario más largo del mundo), que fue construido en menos de cuatro años.



Fiel al estilo corporativo chino, el gigante grupo de terminales portuarias es administrado por la firma Shanghái International Port Group cuyo grupo mayoritario de acciones (más del sesenta por ciento) pertenece al Gobierno Municipal de Shanghái y cuenta con 14.650 empleados, ofreciendo servicios a todo el mundo.

Si consideramos que la ciudad de Shanghái fue autorizada por el Gobierno Central a realizar una reforma económica recién en 1991, podremos observar el crecimiento exponencial que ha tenido el Puerto hasta llegar a nuestros días: hoy, como bien dijimos, es el líder mundial.

También existen otras Terminales de manipuleo de contenedores, como el Puerto de Wusongkou, encargado principalmente del comercio doméstico. Si bien cuenta con capacidad de movimiento de contenedores, está reduciendo esta actividad con la finalidad de aumentar la turística (barcos de pasajeros).

En ese sentido, cuenta con una importantísima Terminal de Cruceros situada en el distrito de Baoshan, a poco más de veinte kilómetros del centro de Shanghái. En esta terminal, se pueden amarrar dos grandes barcos en simultáneo, uno de cien mil y el otro de doscientas mil toneladas de porte.

Sin embargo, es la Terminal Internacional de Cruceros del Puerto de Shanghái la más importante en tráfico de pasajeros (un millón por año). Se trata de un edificio de cristal ubicado sobre el río Huangpu al centro de la ciudad y que puede albergar tres cruceros medianos al mismo tiempo.


Por último, la súper estructura portuaria cuenta con el muelle de Haitong, más conocido como Terminal de Cruceros Internacional de Waigaoqiao, ubicada a unos treinta kilómetros del centro de la ciudad.
Ideal para aquellos cruceros de más de 87.000 toneladas, que no pueden ingresar al Puerto de Shanghái por su tamaño, este muelle cuenta con capacidad de cuatro buques de este porte en simultáneo.

Pero lo más importante del Puerto de Waigaoqiao posiblemente sea su gran zona franca en la que se almacenan mercaderías de todo tipo y muchas empresas internacionales cuentan con depósitos y oficinas con el fin de vender productos libres de impuestos. Esta zona tiene una relevancia especial en China, ya que fue la primera en establecerse.



Fue diseñada con el fin de incentivar las exportaciones, eliminando los impuestos a menos que se comercialicen los productos por fuera del área. Con lo cual, se ha vuelto de gran importancia para las empresas que allí operan, debido a que la utilizan como Centro de Distribución dentro de la misma China.
De hecho, esta zona fue la primera en la que una sociedad pudo crear una WFOE Comercial (Wholy Foreign- Owned Enterprise), se trata de empresas extranjeras que se radican bajo la legislación china.

Este tipo de empresas puede llegar a conseguir deducciones impositivas como si se tratara de una empresa nacional obteniendo como gran ventaja una mayor protección de su propiedad industrial, situación que no opera en todos los casos, cuando se realiza una unión de empresas con una local.

Para analizar la importancia de estas sociedades, podemos mencionar la Guía de Inversiones Extranjeras publicada por “China Briefing” (From Dezan Shira and Associates), en la que se hace referencia a ciertos criterios para definir a la industria que se instala en el Gigante asiático:

-Estimulado: estos sectores se consideran beneficiosos para el desarrollo sostenible de la economía de China. Se aplican incentivos especiales.

-Restringida: estas industrias incluyen a aquellos que se han abierto a la inversión extranjera, con carácter experimental, y las industrias que están tecnológicamente atrasadas o con impacto ambiental. Generalmente se requiere aprobación por parte de altos cargos de departamentos gubernamentales.

-Prohibido: estas industrias son las que utilizan la tecnología exclusiva para China o que perjudique los intereses nacionales, que sean perjudiciales para el medio ambiente o la salud humana, la propia seguridad o son políticamente sensibles.

Obsérvese, la manera en que China controla la inversión extranjera y dónde radica la importancia de la Zona Franca de Waigaoqiao.

Cuando te preguntes cómo hizo China para jaquear a Estados Unidos, basta con ver de qué manera manejó cada uno de los factores internos pero, especialmente, los que los relacionaban con el exterior.
No importa qué sector analices de China (militar, monetario, etcétera), la ecuación es siempre la misma, y demostró ser muy efectiva.

Así es como el Puerto de Shanghái se convirtió en el de mayor tráfico de contenedores del mundo, superando al de Singapur que, aún así, todavía permanece en el primer lugar en lo que respecta a puertos de carga a granel.

Artículo escrito por Francisco Cardinali.

viernes, 1 de mayo de 2020

Ben Graham y Warren Buffet: criterios de Inversión en Valor.


Hoy hablaremos del inversor más grande de todos los tiempos, Warren Buffet y de su principal Profesor, Benjamín Graham.

También conocido como “El oráculo de Omaha”, Warren nació el 30 de agosto de 1930, justo en tiempos de la Crisis del 29, y este niño sí que trajo el pan bajo el brazo.
Nació en Omaha, un pequeño pueblo de Nebraska; su padre fue Corredor de Bolsa y miembro del Congreso de los Estados Unidos.
Cuando era joven, Warren trabajó como repartidor de diarios y, ¡qué ironía! Terminó invirtiendo en el Washington Post, uno de los diarios más reconocidos de Norteamérica.

De todos los estudios que realizó por diferentes Universidades y Centros de Estudios, quizás los más importantes hayan sido los de economía en Columbia Graduate Business School, porque allí conoció a su mentor, Ben Graham, el “creador” del Value Investing.
Ben Graham fue el autor del libro más recomendado por Buffet, “El inversor inteligente”.
Entre los consejos que nos brindó el Padre de la Inversión en Valor, podemos mencionar el principal: pensar siempre en largo plazo.

Hay que tener en cuenta que en la época en que Graham desarrolló sus teorías bursátiles, ya existían “traders” tal y como los conocemos hoy en día; comprar cuando está barato, vender cuando está caro.
Eso parece lógico, el tema es, ¿qué es barato? ¿qué es caro? Y allí es dónde reside la principal diferencia de los inversores de corto plazo o “traders” y los Inversores en Valor (largo plazo).
Precisamente cuando Warren Buffet estaba naciendo, Graham se encontraba sembrando grandes éxitos bursátiles, la Crisis del 29. Las acciones habían caído de forma abrupta, llegando algunas a -70%.



En esas grandes caídas, el inversor inteligente salió a la pesca de las acciones que él consideraba como las mejores, que le llevaron a tener un rendimiento anual sostenido en el tiempo de 14,7% de su firma Graham-Newman Corp. Algunos sostienen que su rendimiento fue aún mayor.
Para ser un verdadero inversor inteligente debemos comprender que una acción no es un papelito con un número que sube y baja, es un “pedazo” de un negocio. Al adquirir una acción, lo que se está adquiriendo son las ganancias y pérdidas del negocio en cuestión.

Vamos a recibir los dividendos correspondientes a esa empresa, pero además seremos partícipes de su revalorización (o caída) en el mercado.
Los “traders”, en el afán de especular con las subidas y bajadas transitorias del mercado accionario, se olvidan de que una acción es un “pedazo” de un negocio, enceguecidos por los vaivenes del corto plazo. Si consideramos el mercado bursátil de esta manera, su análisis estaría cada vez más cerca del de una carrera de caballos.

Por el efecto producido por estas subidas y bajadas, aparecen los inversores inteligentes que, según Graham, “son los que venden a los optimistas y compran a los pesimistas”. Pero ¿qué quiere decir esto? Para responder a esta pregunta, hay que tener en cuenta que siempre que hay un vendedor, también debe haber un comprador, porque ambas partes son necesarias para que se complete el proceso de venta.
El vendedor piensa que la acción va a caer. El comprador piensa que la acción va a subir. Pues bien, uno de los dos lógicamente, está equivocado. Por eso es que Graham habla de los optimistas y los pesimistas.

El inversor en valor se beneficia de las locuras de las tendencias, porque busca comprar a mitad de precio, ya que tarde o temprano volverán a su valor. Si compramos una acción a 0,5 y su valor es 1, pues tarde o temprano culminará valiendo 1.
Para hacer este análisis, es fundamental no confundir precio con valor; ya que el primero hace hincapié netamente en el precio de cotización, que no necesariamente refleja el valor real de una empresa. No olvidemos que una acción es un “pedazo” de una empresa, y allí radica su valor.
Si bien el análisis de las empresas elaborado por Graham fue muy meticuloso buscando eliminar todos los riesgos posibles, él tenía bien presente que los activos que cotizan en las distintas Bolsas del mundo son altamente volátiles y siempre hay un riesgo de error. Para minimizar dicho riesgo, propone desarrollar un Margen de Seguridad, a través del cual no se debería invertir en un determinado activo una suma que, si se pierde, pudiera dejarte en la bancarrota.

Por último, planteaba que la paciencia y la disciplina son factores claves que deben permanecer en la mente del inversor inteligente. No dejarse llevar por las pasiones que genera el aluvión bursátil, ni por sus emociones en general, y aprovecharse de la marea. La locura de la Bolsa, siempre se encuentra generando nuevas oportunidades para los Inversores en Valor.

Para llegar a Warren Buffet, al que denominamos como el mejor inversor de todos los tiempos, hizo falta primero explicar algunas cuestiones sobre Graham, su mentor. Pero este sí que fue un caso en que el alumno superó a su profesor.

Buffet es, hoy por hoy, el cuarto hombre más rico del planeta, con una fortuna valuada en 2019 de 67.500 millones de dólares.


Cada vez que Warren habla en público, las acciones oscilan al son de sus palabras. Sus consejos resuenan permanentemente entre los estudiantes de finanzas (aunque a mi entender, no aconsejó bien a Disney al bajarle el pulgar a Steve Jobs y Pixar, pero bueno, ni el gran Buffet tiene la bola de cristal).

Una de las mayores premisas del magnate, es reinvertir las ganancias de las inversiones en nuevas inversiones, y no gastar el dinero en artículos innecesarios. Si gastas tus ahorros, nunca tendrás inversión. Si tienes ahorros y generan una rentabilidad, pero te gastas esta rentabilidad, nunca podrás conocer los beneficios del factor exponencial.

Por otro lado, se deben evitar las deudas innecesarias, el mal más común. Las tarjetas de crédito le hacen creer a la gente que pueden gastar más de lo que ganan, pero tarde o temprano se darán cuenta de que eso es una falacia. Las deudas hay que pagarlas, y las inversiones nunca serán viables si contamos con una pesada carga de deudas, o si estas afectan demasiado nuestro patrimonio. No olvidemos que las deudas forman parte del pasivo, por eso es que debemos evitarlas y, de no poder hacerlo, manejarlas con suma precaución.

Vivir en forma austera también es muy importante, no olvidemos que nuestra tenencia de acciones deriva seguramente de los ahorros. Quien gasta mucho dinero, o quien quiere mejorar su calidad de vida con algunos buenos rendimientos, perderá capacidad de poder de compra para poder seguir en carrera en el mercado. En fin, cuanto mas ahorremos en nuestra forma de vida, más dinero poseeremos para invertir, y más grandes podrán ser nuestras ganancias.


Siempre que inviertas, hazlo comprendiendo el negocio. Aquí es donde nos volvemos a vincular con los “traders”, ya que ellos suelen manejarse por las tendencias, no por los negocios. Y si la suba (o la baja) no tiene fundamentos, la historia nos enseña que el precio va a terminar volviendo a la media.
También podemos hacer referencia a una frase célebre de Buffet, “si no estás preparado para ver caer tu inversión un cincuenta por ciento sin entrar en pánico, no inviertas en la bolsa de valores”. Por eso, propone la inversión en largo plazo, ya que eso produce un efecto de protección hacia los vaivenes bursátiles del día a día. Desde ya, es imposible invertir en valor si las expectativas son de corto plazo.
Cuando la marea sube, todos están felices. Pero cuando la marea baja, se ve quienes estaban nadando desnudos, dice Warren. Y de eso se trata la inversión en valor, comprar en base a los fundamentos.
También plantea que no debemos dejar llevarnos por los “pálpitos” o las emociones en general, como bien consideraba su mentor. Pero que, en tal caso, mas vale ser pesimista que optimista. Porque los eufóricos corren grandes riesgos de incurrir en graves pérdidas.



Por último, el magnate asegura que debemos rodearnos de buenas personas. Quizás sea uno de sus consejos más subjetivos, pero considera que las personas exitosas, contagian su éxito y que si “eliges asociados cuyo comportamiento sea mejor que el tuyo, te terminarás desviando en esa dirección”.
De esta manera cerramos nuestro primer análisis de la Inversión en Valor, hablando de su creador, Ben Graham, y de su alumno y desarrollador, Warren Buffet. Más adelante, seguiremos profundizando en este sistema de inversión.

Artículo escrito por Francisco Cardinali.