viernes, 1 de mayo de 2020

Ben Graham y Warren Buffet: criterios de Inversión en Valor.


Hoy hablaremos del inversor más grande de todos los tiempos, Warren Buffet y de su principal Profesor, Benjamín Graham.

También conocido como “El oráculo de Omaha”, Warren nació el 30 de agosto de 1930, justo en tiempos de la Crisis del 29, y este niño sí que trajo el pan bajo el brazo.
Nació en Omaha, un pequeño pueblo de Nebraska; su padre fue Corredor de Bolsa y miembro del Congreso de los Estados Unidos.
Cuando era joven, Warren trabajó como repartidor de diarios y, ¡qué ironía! Terminó invirtiendo en el Washington Post, uno de los diarios más reconocidos de Norteamérica.

De todos los estudios que realizó por diferentes Universidades y Centros de Estudios, quizás los más importantes hayan sido los de economía en Columbia Graduate Business School, porque allí conoció a su mentor, Ben Graham, el “creador” del Value Investing.
Ben Graham fue el autor del libro más recomendado por Buffet, “El inversor inteligente”.
Entre los consejos que nos brindó el Padre de la Inversión en Valor, podemos mencionar el principal: pensar siempre en largo plazo.

Hay que tener en cuenta que en la época en que Graham desarrolló sus teorías bursátiles, ya existían “traders” tal y como los conocemos hoy en día; comprar cuando está barato, vender cuando está caro.
Eso parece lógico, el tema es, ¿qué es barato? ¿qué es caro? Y allí es dónde reside la principal diferencia de los inversores de corto plazo o “traders” y los Inversores en Valor (largo plazo).
Precisamente cuando Warren Buffet estaba naciendo, Graham se encontraba sembrando grandes éxitos bursátiles, la Crisis del 29. Las acciones habían caído de forma abrupta, llegando algunas a -70%.



En esas grandes caídas, el inversor inteligente salió a la pesca de las acciones que él consideraba como las mejores, que le llevaron a tener un rendimiento anual sostenido en el tiempo de 14,7% de su firma Graham-Newman Corp. Algunos sostienen que su rendimiento fue aún mayor.
Para ser un verdadero inversor inteligente debemos comprender que una acción no es un papelito con un número que sube y baja, es un “pedazo” de un negocio. Al adquirir una acción, lo que se está adquiriendo son las ganancias y pérdidas del negocio en cuestión.

Vamos a recibir los dividendos correspondientes a esa empresa, pero además seremos partícipes de su revalorización (o caída) en el mercado.
Los “traders”, en el afán de especular con las subidas y bajadas transitorias del mercado accionario, se olvidan de que una acción es un “pedazo” de un negocio, enceguecidos por los vaivenes del corto plazo. Si consideramos el mercado bursátil de esta manera, su análisis estaría cada vez más cerca del de una carrera de caballos.

Por el efecto producido por estas subidas y bajadas, aparecen los inversores inteligentes que, según Graham, “son los que venden a los optimistas y compran a los pesimistas”. Pero ¿qué quiere decir esto? Para responder a esta pregunta, hay que tener en cuenta que siempre que hay un vendedor, también debe haber un comprador, porque ambas partes son necesarias para que se complete el proceso de venta.
El vendedor piensa que la acción va a caer. El comprador piensa que la acción va a subir. Pues bien, uno de los dos lógicamente, está equivocado. Por eso es que Graham habla de los optimistas y los pesimistas.

El inversor en valor se beneficia de las locuras de las tendencias, porque busca comprar a mitad de precio, ya que tarde o temprano volverán a su valor. Si compramos una acción a 0,5 y su valor es 1, pues tarde o temprano culminará valiendo 1.
Para hacer este análisis, es fundamental no confundir precio con valor; ya que el primero hace hincapié netamente en el precio de cotización, que no necesariamente refleja el valor real de una empresa. No olvidemos que una acción es un “pedazo” de una empresa, y allí radica su valor.
Si bien el análisis de las empresas elaborado por Graham fue muy meticuloso buscando eliminar todos los riesgos posibles, él tenía bien presente que los activos que cotizan en las distintas Bolsas del mundo son altamente volátiles y siempre hay un riesgo de error. Para minimizar dicho riesgo, propone desarrollar un Margen de Seguridad, a través del cual no se debería invertir en un determinado activo una suma que, si se pierde, pudiera dejarte en la bancarrota.

Por último, planteaba que la paciencia y la disciplina son factores claves que deben permanecer en la mente del inversor inteligente. No dejarse llevar por las pasiones que genera el aluvión bursátil, ni por sus emociones en general, y aprovecharse de la marea. La locura de la Bolsa, siempre se encuentra generando nuevas oportunidades para los Inversores en Valor.

Para llegar a Warren Buffet, al que denominamos como el mejor inversor de todos los tiempos, hizo falta primero explicar algunas cuestiones sobre Graham, su mentor. Pero este sí que fue un caso en que el alumno superó a su profesor.

Buffet es, hoy por hoy, el cuarto hombre más rico del planeta, con una fortuna valuada en 2019 de 67.500 millones de dólares.


Cada vez que Warren habla en público, las acciones oscilan al son de sus palabras. Sus consejos resuenan permanentemente entre los estudiantes de finanzas (aunque a mi entender, no aconsejó bien a Disney al bajarle el pulgar a Steve Jobs y Pixar, pero bueno, ni el gran Buffet tiene la bola de cristal).

Una de las mayores premisas del magnate, es reinvertir las ganancias de las inversiones en nuevas inversiones, y no gastar el dinero en artículos innecesarios. Si gastas tus ahorros, nunca tendrás inversión. Si tienes ahorros y generan una rentabilidad, pero te gastas esta rentabilidad, nunca podrás conocer los beneficios del factor exponencial.

Por otro lado, se deben evitar las deudas innecesarias, el mal más común. Las tarjetas de crédito le hacen creer a la gente que pueden gastar más de lo que ganan, pero tarde o temprano se darán cuenta de que eso es una falacia. Las deudas hay que pagarlas, y las inversiones nunca serán viables si contamos con una pesada carga de deudas, o si estas afectan demasiado nuestro patrimonio. No olvidemos que las deudas forman parte del pasivo, por eso es que debemos evitarlas y, de no poder hacerlo, manejarlas con suma precaución.

Vivir en forma austera también es muy importante, no olvidemos que nuestra tenencia de acciones deriva seguramente de los ahorros. Quien gasta mucho dinero, o quien quiere mejorar su calidad de vida con algunos buenos rendimientos, perderá capacidad de poder de compra para poder seguir en carrera en el mercado. En fin, cuanto mas ahorremos en nuestra forma de vida, más dinero poseeremos para invertir, y más grandes podrán ser nuestras ganancias.


Siempre que inviertas, hazlo comprendiendo el negocio. Aquí es donde nos volvemos a vincular con los “traders”, ya que ellos suelen manejarse por las tendencias, no por los negocios. Y si la suba (o la baja) no tiene fundamentos, la historia nos enseña que el precio va a terminar volviendo a la media.
También podemos hacer referencia a una frase célebre de Buffet, “si no estás preparado para ver caer tu inversión un cincuenta por ciento sin entrar en pánico, no inviertas en la bolsa de valores”. Por eso, propone la inversión en largo plazo, ya que eso produce un efecto de protección hacia los vaivenes bursátiles del día a día. Desde ya, es imposible invertir en valor si las expectativas son de corto plazo.
Cuando la marea sube, todos están felices. Pero cuando la marea baja, se ve quienes estaban nadando desnudos, dice Warren. Y de eso se trata la inversión en valor, comprar en base a los fundamentos.
También plantea que no debemos dejar llevarnos por los “pálpitos” o las emociones en general, como bien consideraba su mentor. Pero que, en tal caso, mas vale ser pesimista que optimista. Porque los eufóricos corren grandes riesgos de incurrir en graves pérdidas.



Por último, el magnate asegura que debemos rodearnos de buenas personas. Quizás sea uno de sus consejos más subjetivos, pero considera que las personas exitosas, contagian su éxito y que si “eliges asociados cuyo comportamiento sea mejor que el tuyo, te terminarás desviando en esa dirección”.
De esta manera cerramos nuestro primer análisis de la Inversión en Valor, hablando de su creador, Ben Graham, y de su alumno y desarrollador, Warren Buffet. Más adelante, seguiremos profundizando en este sistema de inversión.

Artículo escrito por Francisco Cardinali.

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