Hoy hablaremos del inversor más grande de todos los tiempos,
Warren Buffet y de su principal Profesor, Benjamín Graham.
También conocido como “El oráculo de Omaha”, Warren nació el
30 de agosto de 1930, justo en tiempos de la Crisis del 29, y este niño sí que
trajo el pan bajo el brazo.
Nació en Omaha, un pequeño pueblo de Nebraska; su padre fue
Corredor de Bolsa y miembro del Congreso de los Estados Unidos.
Cuando era joven, Warren trabajó como repartidor de diarios
y, ¡qué ironía! Terminó invirtiendo en el Washington Post, uno de los diarios
más reconocidos de Norteamérica.
De todos los estudios que realizó por diferentes
Universidades y Centros de Estudios, quizás los más importantes hayan sido los de
economía en Columbia Graduate Business School, porque allí conoció a su mentor,
Ben Graham, el “creador” del Value Investing.
Ben Graham fue el autor del libro más recomendado por
Buffet, “El inversor inteligente”.
Entre los consejos que nos brindó el Padre de la Inversión
en Valor, podemos mencionar el principal: pensar siempre en largo plazo.
Hay que tener en cuenta que en la época en que Graham
desarrolló sus teorías bursátiles, ya existían “traders” tal y como los
conocemos hoy en día; comprar cuando está barato, vender cuando está caro.
Eso parece lógico, el tema es, ¿qué es barato? ¿qué es caro?
Y allí es dónde reside la principal diferencia de los inversores de corto plazo
o “traders” y los Inversores en Valor (largo plazo).
Precisamente cuando Warren Buffet estaba naciendo, Graham se
encontraba sembrando grandes éxitos bursátiles, la Crisis del 29. Las acciones
habían caído de forma abrupta, llegando algunas a -70%.
En esas grandes caídas, el inversor inteligente salió a la
pesca de las acciones que él consideraba como las mejores, que le llevaron a
tener un rendimiento anual sostenido en el tiempo de 14,7% de su firma
Graham-Newman Corp. Algunos sostienen que su rendimiento fue aún mayor.
Para ser un verdadero inversor inteligente debemos
comprender que una acción no es un papelito con un número que sube y baja, es
un “pedazo” de un negocio. Al adquirir una acción, lo que se está adquiriendo
son las ganancias y pérdidas del negocio en cuestión.
Vamos a recibir los dividendos correspondientes a esa
empresa, pero además seremos partícipes de su revalorización (o caída) en el
mercado.
Los “traders”, en el afán de especular con las subidas y
bajadas transitorias del mercado accionario, se olvidan de que una acción es un
“pedazo” de un negocio, enceguecidos por los vaivenes del corto plazo. Si
consideramos el mercado bursátil de esta manera, su análisis estaría cada vez
más cerca del de una carrera de caballos.
Por el efecto producido por estas subidas y bajadas, aparecen
los inversores inteligentes que, según Graham, “son los que venden a los
optimistas y compran a los pesimistas”. Pero ¿qué quiere decir esto? Para
responder a esta pregunta, hay que tener en cuenta que siempre que hay un
vendedor, también debe haber un comprador, porque ambas partes son necesarias
para que se complete el proceso de venta.
El vendedor piensa que la acción va a caer. El comprador
piensa que la acción va a subir. Pues bien, uno de los dos lógicamente, está
equivocado. Por eso es que Graham habla de los optimistas y los pesimistas.
El inversor en valor se beneficia de las locuras de las
tendencias, porque busca comprar a mitad de precio, ya que tarde o temprano
volverán a su valor. Si compramos una acción a 0,5 y su valor es 1, pues tarde
o temprano culminará valiendo 1.
Para hacer este análisis, es fundamental no confundir precio
con valor; ya que el primero hace hincapié netamente en el precio de
cotización, que no necesariamente refleja el valor real de una empresa. No
olvidemos que una acción es un “pedazo” de una empresa, y allí radica su valor.
Si bien el análisis de las empresas elaborado por Graham fue
muy meticuloso buscando eliminar todos los riesgos posibles, él tenía bien
presente que los activos que cotizan en las distintas Bolsas del mundo son
altamente volátiles y siempre hay un riesgo de error. Para minimizar dicho
riesgo, propone desarrollar un Margen de Seguridad, a través del cual no se
debería invertir en un determinado activo una suma que, si se pierde, pudiera
dejarte en la bancarrota.
Por último, planteaba que la paciencia y la disciplina son
factores claves que deben permanecer en la mente del inversor inteligente. No
dejarse llevar por las pasiones que genera el aluvión bursátil, ni por sus
emociones en general, y aprovecharse de la marea. La locura de la Bolsa,
siempre se encuentra generando nuevas oportunidades para los Inversores en
Valor.
Para llegar a Warren Buffet, al que denominamos como el
mejor inversor de todos los tiempos, hizo falta primero explicar algunas
cuestiones sobre Graham, su mentor. Pero este sí que fue un caso en que el
alumno superó a su profesor.
Buffet es, hoy por hoy, el cuarto hombre más rico del
planeta, con una fortuna valuada en 2019 de 67.500 millones de dólares.
Cada vez que Warren habla en público, las acciones oscilan
al son de sus palabras. Sus consejos resuenan permanentemente entre los
estudiantes de finanzas (aunque a mi entender, no aconsejó bien a Disney al
bajarle el pulgar a Steve Jobs y Pixar, pero bueno, ni el gran Buffet tiene la
bola de cristal).
Una de las mayores premisas del magnate, es reinvertir las
ganancias de las inversiones en nuevas inversiones, y no gastar el dinero en
artículos innecesarios. Si gastas tus ahorros, nunca tendrás inversión. Si
tienes ahorros y generan una rentabilidad, pero te gastas esta rentabilidad,
nunca podrás conocer los beneficios del factor exponencial.
Por otro lado, se deben evitar las deudas innecesarias, el
mal más común. Las tarjetas de crédito le hacen creer a la gente que pueden
gastar más de lo que ganan, pero tarde o temprano se darán cuenta de que eso es
una falacia. Las deudas hay que pagarlas, y las inversiones nunca serán viables
si contamos con una pesada carga de deudas, o si estas afectan demasiado
nuestro patrimonio. No olvidemos que las deudas forman parte del pasivo, por
eso es que debemos evitarlas y, de no poder hacerlo, manejarlas con suma
precaución.
Vivir en forma austera también es muy importante, no
olvidemos que nuestra tenencia de acciones deriva seguramente de los ahorros.
Quien gasta mucho dinero, o quien quiere mejorar su calidad de vida con algunos
buenos rendimientos, perderá capacidad de poder de compra para poder seguir en
carrera en el mercado. En fin, cuanto mas ahorremos en nuestra forma de vida,
más dinero poseeremos para invertir, y más grandes podrán ser nuestras
ganancias.
Siempre que inviertas, hazlo comprendiendo el negocio. Aquí
es donde nos volvemos a vincular con los “traders”, ya que ellos suelen
manejarse por las tendencias, no por los negocios. Y si la suba (o la baja) no
tiene fundamentos, la historia nos enseña que el precio va a terminar volviendo
a la media.
También podemos hacer referencia a una frase célebre de
Buffet, “si no estás preparado para ver caer tu inversión un cincuenta por
ciento sin entrar en pánico, no inviertas en la bolsa de valores”. Por eso,
propone la inversión en largo plazo, ya que eso produce un efecto de protección
hacia los vaivenes bursátiles del día a día. Desde ya, es imposible invertir en
valor si las expectativas son de corto plazo.
Cuando la marea sube, todos están felices. Pero cuando la
marea baja, se ve quienes estaban nadando desnudos, dice Warren. Y de eso se
trata la inversión en valor, comprar en base a los fundamentos.
También plantea que no debemos dejar llevarnos por los
“pálpitos” o las emociones en general, como bien consideraba su mentor. Pero
que, en tal caso, mas vale ser pesimista que optimista. Porque los eufóricos
corren grandes riesgos de incurrir en graves pérdidas.
Por último, el magnate asegura que debemos rodearnos de
buenas personas. Quizás sea uno de sus consejos más subjetivos, pero considera
que las personas exitosas, contagian su éxito y que si “eliges asociados cuyo
comportamiento sea mejor que el tuyo, te terminarás desviando en esa
dirección”.
De esta manera cerramos nuestro primer análisis de la
Inversión en Valor, hablando de su creador, Ben Graham, y de su alumno y
desarrollador, Warren Buffet. Más adelante, seguiremos profundizando en este
sistema de inversión.
Artículo escrito por Francisco Cardinali.
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